Capítulo 3

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Llegar era más complicado de lo que parecía en un principio.

Estaba oscuro, había niebla y tenía pinta de que iba a llover.

Pero no era eso.

Era que hacía años no iba a esa zona de la ciudad, porque quedaba completamente opuesta al barrio del club. Ni hablar de su casa.

Yoongi visualizó algunos pubs, de los cuales salía gente con aspecto de sicarios y no le dieron ganas de bajarse, muchas gracias. La iluminación no era suficiente, y eso sólo hizo que el afecto hacia su Audi creciera considerablemente.

La música era fuerte y había muchos vehículos estacionados en la calle. Pero lo que más le llamó la atención fue que había muchos extranjeros. El tráfico estaba pesado y parecía imposible avanzar, por lo que decidió mirar con más detenimiento el lugar, y a la gente.

No sabía qué lo sorprendía más, si la mitad del gentío pareciendo extras de Pulp Fiction, o la mitad restante, vistiéndose muy parecido a Jimin el día que lo conoció, gorra y dinero en el suelo incluidos, y sin ser consciente de ello, sonrió.

Avanzó lentamente unas calles más, y llegó al pub donde sabía que Jimin estaría, porque tenía más gente fuera, que dentro. Apostaba por eso.

Estacionó lo más cerca que pudo, porque no quería dejar el auto muy fuera de su alcance y se revisó a sí mismo antes de bajar: una camisa a cuadros roja y negra, abierta, dejando ver una simple camiseta blanca debajo y jeans ajustados, rotos por todas partes, sus botines y el pelo... De ninguna manera, no pasaría desapercibido.

Se miró en el espejo retrovisor y trató de peinarse, hacer algo con esa mata de cabello casi blanco, porque tenía claro que ahí no encajaba y no estaba en sus planes llamar la atención. Se puso serio, como era habitual en él y bajó del auto derrochando seguridad.

Se sorprendió al oír las estridentes risas de la gente que charlaba en la entrada del pub. Sientió el aroma característico de la marihuana y vio cómo se carcajeaban entre porro y porro, cerveza y cerveza. Ya no se veían tan intimidantes como antes.

Siguió caminando sin variar su expresión hasta que el portero lo miró con una ceja alzada, y rogó que sus veintitrés años se notasen, porque sería una vergüenza que lo hiciesen pasar por menor de edad.

Un momento, ¿la edad importaba? Si Yoongi recapitulaba, Jimin tenía diecisiete años, y había pasado.

Le devolvió el gesto enarcando ambas cejas, y el portero lo dejó pasar. No había que pagar entrada, y lo agradeció, porque un sello en la mano era lo último que necesitaba.

Por fin, ya dentro, sus pupilas tuvieron que acostumbrarse al cambio de ambiente, porque si en la calle no veía bien, ahí era mucho peor. Evidentemente, las leyes se las pasaban por cualquier lado, porque el humo, no precisamente de cigarro, le dificultaba la visión.

Había gente por todos lados; rincones oscuros, la barra, las mesas. Sólo consiguió ver sombras moviéndose, porque no había suficiente luz, aparte de las que ponían en cualquier antro, de colores chillones y que te dejaban medio ciego si las mirabas directamente.

Yoongi vio un Dj sobre una pequeña tarima a lo lejos, y asumió que la música era a pedido porque variaba mucho. De cuanto en cuanto al tipo se le acercaban personas y charlaban a gritos, probablemente, sobre qué mezcla querían.

A un lado del Dj descansaban unos instrumentos, y Yoongi pensó que había llegado tarde. Jimin ya había terminado la audición y se había marchado.

Estaba muy seguro de que por la mañana recibiría un mensaje con algo como: "Ja ja, pringado. Deja de perseguirme y búscate una vida, cabrón", o algo así. Tan informal e irrespetuoso. Tan Jimin.

Encantado, Jimin [YoonMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora