"¿Con qué derecho se arresta a mi padre?", gritó lady Jyllia. "¿Qué ha hecho?"
"Arresto al rey de Camlorn, antiguo duque de Oloine, con el derecho que me otorga mi posición como oficial imperial al mando y embajador", dijo lord Strale. "Por el derecho de la ley del emperador de Tamriel que prevalece sobre cualquier autoridad real de las provincias".
Gyna se acercó e intentó poner su mano en el brazo de Jyllia, pero la rechazó con frialdad. Lentamente, se sentó en los escalones del trono de la ahora desierta sala de audiencias.
"Esta joven vino a mí tras recuperar completamente la memoria, pero la historia que me relató estaba fuera de los límites de la realidad, era imposible de creer", dijo lord Strale. "Sin embargo, ella estaba convencida de que era cierta y tenía que investigarlo. Hablé con todos los que habitaban el palacio hace veinte años para ver si había algo de verdad en su relato. Por supuesto, después del asesinato del rey y la reina y la desaparición de la princesa, se llevó a cabo un interrogatorio, pero yo tenía preguntas diferentes esta vez. Preguntas sobre la relación entre las dos primas, lady Jyllia Raze y la princesa".
"Se lo he dicho a todos una y otra vez; no recuerdo nada de esa época de mi vida", dijo Jyllia, con lágrimas en los ojos.
"Ya sé que no recuerdas nada. Nunca tuve ninguna duda de que ambas fuisteis testigos de un terrible asesinato y que vuestras mentes lo han borrado por completo", dijo lord Strale dirigiéndose a Gyna. "Ambas son muy reales. La versión que he escuchado de los sirvientes y de otra gente de palacio da a entender que las pequeñas eran inseparables. No había otros compañeros de juego y, dado que el puesto de la princesa era junto a sus padres, la pequeña lady Jyllia estaba siempre allí también. Cuando el asesino fue a aniquilar a la familia real, los reyes estaban en su dormitorio y las niñas jugando en la sala del trono".
"Cuando recuperé la memoria fue como abrir una caja sellada", dijo Gyna solemnemente. "Recordaba todo tan clara y detalladamente que parecía que ocurrió ayer, no hace veinte años. Estaba en el trono, jugando a ser la emperatriz y tú estabas escondida detrás del estrado, como si fuese una mazmorra a la que yo te había enviado. De pronto, entró en la habitación desde el dormitorio principal un hombre al que jamás había visto, con una espada empapada en sangre. Vino hacia mí y yo salí corriendo para salvarme. Recuerdo empezar a correr hacia el estrado, pero vi tu cara, paralizada por el miedo. No quería dirigirlo hacia ti, así que corrí hacia la ventana".
"Ya habíamos escalado antes por las paredes del castillo, por diversión. Ese fue uno de los primeros recuerdos que me vinieron a la cabeza cuando colgaba de ese acantilado. Tú y yo en el muro del castillo, y el rey llamándome, diciéndome cómo bajar. Pero ese día no podía sujetarme, temblaba demasiado. Caí sin más y terminé en el río".
"No sé si fue el horror de lo que acababa de presenciar, o eso unido al impacto de la caída y el frío del agua, pero mi mente se quedó en blanco. Cuando conseguí salir del río, muchos kilómetros más abajo, no tenía ni idea de quién era. Y así me quedé", Gyna sonrió. "Hasta ahora".
"¿Así que tú eres la princesa Talara?", dijo Jyllia entusiasmada.
"Déjame explicar algo más antes de que responda a esa pregunta, porque la simple respuesta podría confundirte, como a mí", dijo lord Strale. "Cogieron al asesino antes de que consiguiera salir del palacio, realmente ya sabía que no tenía escapatoria. Confesó inmediatamente los asesinatos de la familia real. Dijo que había lanzado a la princesa por la ventana, hacia una muerte segura. Un sirviente que estaba en una planta inferior escuchó los gritos y vio pasar algo por la ventana, así que supusieron que era verdad".
"Varias horas después encontraron a la pequeña lady Jyllia cubierta de polvo y temblando de miedo, junto a su niñera y sin poder decir una palabra. Ramke te protegía mucho", dijo Strale, asintiendo a Jyllia. "Insistió en que te llevasen a tu cuarto directamente e hizo llegar al duque de Oloine el mensaje de que la familia real estaba muerta y que su hija había presenciado los asesinatos, pero estaba viva".
"Empiezo a recordar algo de eso", dijo Jyllia pensativa. "Recuerdo estar tumbada en la cama, con Ramke a mi lado tranquilizándome. Estaba tan confundida que no me podía concentrar en nada. Recuerdo que quería que todo hubiese sido un juego, no sé por qué. Y, de repente, recuerdo que me ataron y me llevaron a aquel manicomio".
"Pronto volverás a recordarlo todo", sonrió Gyna. "Te lo prometo. Así fue como yo empecé a recordar. Primero un pequeño detalle y acto seguido todo lo demás empezó a fluir".
"Eso es", Jyllia empezó a sollozar por la frustración. "No recuerdo nada aparte de la confusión. No, también recuerdo que papá ni siquiera me miró cuando me llevaron. Recuerdo que no me importaba, ni eso ni nada".
"Fue una época muy confusa para todos y aún más para unas niñas. Sobre todo para unas que habían pasado por lo que vosotras", afirmó lord Strale de manera comprensiva. "Por lo que tengo entendido, en cuanto recibió el mensaje de Ramke, el duque dejó su palacio de Oloine, ordenó que te metiesen en un sanatorio privado hasta que te hubieses recuperado de la tragedia y se dirigió con su guardia privada a torturar al asesino buscando más información. Cuando me contaron que solo el duque y su guardia personal vieron al asesino después de que hiciese su primera confesión, y que solo estaban presentes el duque y sus guardias cuando el asesino fue abatido mientras trataba de escapar, me resultó sospechoso".
"Hablé con lord Eryl, puesto que sabía que había estado presente, pero tuve que hacerle creer que tenía más pruebas de las que en realidad poseía para sacarle información. Me encontré con la reacción que esperaba, a pesar de que fue una arriesgada apuesta. Finalmente confesó lo que yo ya temía que fuese verdad".
"El asesino...", lord Strale hizo una pausa y cruzó una sutil mirada con Jyllia, "había sido contratado por el duque de Oloine para matar a la familia real, incluida la princesa y sus herederos, porque pensó que así la corona pasaría a él y a sus descendientes".
Jyllia miró fijamente a lord Strale, horrorizada. "Mi padre...".
"Le habían dicho al asesino que una vez que el duque lo tuviese apresado, le pagaría y se encargaría de que escapase de la cárcel. El matón escogió un mal momento para ser avaricioso y pedir más dinero. El duque decidió que le saldría más barato hacerlo callar de una vez por todas, así que lo mató allí mismo para que no le pudiese contar a nadie lo que realmente había sucedido". Lord Strale se encogió de hombros. "Nadie lo echó de menos. Después de unos años tú volviste del sanatorio, un poco confundida pero casi recuperada, salvo por la completa amnesia que sufrías respecto a tu infancia. Durante esos años, el antiguo duque de Oloine había tomado el puesto de su hermano como rey de Camlorn. No fue cualquier cosa".
"No", dijo Jyllia, en voz baja. "Debió de estar muy ocupado. Se casó de nuevo y tuvo otro hijo. Nadie vino jamás a visitarme al sanatorio excepto Ramke".
"Si hubiese ido a visitarte", dijo Gyna, "esta historia podría haber sido muy diferente".
"¿Qué quieres decir?", preguntó Jyllia.
"Esta es la parte más increíble", dijo lord Strale. "Siempre hubo dudas sobre si Gyna era la princesa Talara o no. Cuando recuperó la memoria y me dijo todo lo que recordaba, recompuse el rompecabezas. Piénsalo bien".
"Incluso ahora, después de veinte años de vida totalmente diferentes, las dos os parecéis enormemente. Esto confirma que de pequeñas jugabais tanto juntas que incluso parecíais idénticas".
"Cuando tuvo lugar el crimen, el asesino jamás había estado allí antes. Vio una niña en el trono y asumió que era su víctima".
"La mujer que encontró a lady Jyllia fue su niñera Ramke, una criatura de mente inestable y que poseía una fanática devoción por su posición, el tipo de persona que nunca aceptaría la posibilidad de que su queridísima pequeña hubiese sido la que desapareció. La niñera fue la única persona que conocía a la princesa Talara y a lady Jyllia, y quien te visitó mientras estabas en el sanatorio".
"Por último, ten en cuenta que volviste a la corte cinco años después y eras ya toda una señorita", dijo lord Strale. "Tenías un aire familiar, pero no exactamente como tu familia te recordaba, lo que es normal después de tanto tiempo".
"¡No lo entiendo!", gritó la pobre criatura con los ojos abiertos de par en par, sin querer aceptar lo que ahora sí entendía. Su memoria estaba recuperando las lagunas como si de una enorme cascada se tratase.
"Déjame que te lo explique de otra forma", dijo su prima, abrazándola. "Ahora sé quién soy. Mi verdadero nombre es Jyllia Raze. El hombre al que acaban de arrestar es mi padre, el hombre que mandó asesinar al rey, tu padre. Tú eres la princesa Talara".