Capitulo 1

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Era tarde. La oscuridad predominaba en cada calle, mientras las estrellas y la luna eran la única luz que irradiaba en el oscuro cielo de SeaTac. Faltaba una hora para que la fiesta de graduación comenzará. La emoción vibraba dentro de mí, pues sería la última vez que pisaría la preparatoria.
¡Tantos años y por fin!
Mi mente solo podía pensar en la universidad de Washington. En los sueños. En las metas, que lograría al salir de la preparatoria.
Era alguien dedicada y estudiosa. Alguien que le echaba muchas ganas a lo que se propusiera.
Era alguien soñadora. Y mi mente no podía evitar imaginar, pensar, emitir, recuerdos inexistentes, instantes futuros, que me encontraba a punto de experimentar. Estaba expectante a lo que ocurriría en mi vida. Sabía que lo mejor estaba por llegar. Que a lo lejos, lo mejor se podía divisar..

Me mire al espejo, encontrándome con mi persona. Observe la constelación de pecas que recorría mi pequeño rostro. Mi cabello, de fibras café claras. Mis pequeños labios, pálidos. Mis ojos verdes, un tanto rasgados. Mi completo ser, divisándose a sí misma, en aquel cristal incrustado a la pared.
A consiguiente, tomé un labial de un color carmesí, y me lo contribuí por los labios. Acomode mi cabello, rizado, me atisbe con la mirada, lanzándole una tímida sonrisa al espejo. Finalmente, me encontraba lista. Lista para la fiesta de graduación. De un instante a otro, la voz de mi madre vibro por el entorno:
—Loren, se hace tarde. Recuerda que tu novio pasara por ti pronto para la fiesta.
—¡Bajo en un segundo!—exclamé.
Al bajar las escaleras, mi madre se encontraba en la puerta principal, sosteniendo en sus manos, nuestra vieja cámara de fotos.
—¡Wow!, ¡Luces hermosa!.
—Gracias.
—Y que tenemos aquí..¿es el regalo de graduación que le regalaras a Tony?—preguntó mi madre.
—Si, de hecho lo hice yo misma, quise que fuese algo especial.
—Estoy segura que le encantara—sonrío, y extendió su cámara de fotos.—déjame fotografiar a esta hermosa chica.
—Ay mamá, de acuerdo, pero solo una—respondí, mientras posaba para la foto, y la cámara producía un constante: "clip".
Súbitamente, dos secos golpes percutieron en la puerta.
Tony había llegado.
Un sentimiento de emoción con nervios rondo por mis entrañas. Suspiré, mientras tomaba mis cosas, repliqué:
—Es hora de irme, deséame suerte.
—¡Suerte hija!—exclamó mi madre mientras cerraba la puerta.
"Suerte'', una fuerza, que según los seres humanos, pensamos que determina los impredecibles hechos o circunstancias del trayecto de nuestras vidas.
"Suerte", una fuerza, que todos los seres humanos, anhelamos que forme parte del caminar de nuestros días. ¿Por qué? Porque creemos que sin la "suerte", nuestras subsistencias serán lóbregas e insignificantes.
Sin embargo, la "suerte", es algo que va más allá de la fortuna, y la vida, es algo que va más allá de la "suerte" misma.
La suerte y la vida. Dos palabras, que van más allá de su propio significado. Dos palabras, cortas y un tanto embarulladas..
Sabía que esta noche sería realmente especial, mas jamás me había imaginado que al atravesar la puerta de mi hogar, mi suerte y mi vida tendrían un cierto cambio radical. Un cambio un tanto turbio.., que me dejaría varada en un vacío. Un vacío profundo.
Observé como mi novio se encontraba a lado de una gran limusina, mirándome, con unos ojos halagüeños. Unos ojos que iluminaban el entorno, poseyendo un brillo que jamás había contemplado.
—¡Wow!—exclamó, aferrando sus manos en mi cintura.—No hay palabras para describir lo hermosa que te ves.
—Tu tampoco te ves nada mal, eh—repuse, lanzando una risilla divertida.
Tony me besó en la frente, dejando el rastro de sus labios sobre mi tersa piel.
—Te traje algo.
Me dio una pequeña caja color dorado. La abrí deseosa.
—¡Oh por Dios!—me lleve la mano izquierda a mi boca—¿cómo rayos lo conseguiste?
El regalo era perfecto.
Se trataba de una réplica exacta del collar que había usado mi madre el día de su boda.
Un collar de las perlas más delicadas y finas.
Un collar que mi difundo padre le había obsequiado a mi madre. Sin embargo, tras el repentino fallecimiento de mi padre, ella había decidido enterrarlo junto a su cuerpo, perdiendo aquel collar de perlas bajo la tierra y los huesos del hombre que jamás conocería. No podía creer que Tony hubiese conseguido una réplica exacta de esté. Mi corazón se conmovía de lo que Tony, cautivador de mi alma, había hecho por mí.
Lo mire, mientras mis ojos se nublaban de las lágrimas de felicidad.
—Fue difícil conseguirlo, pero finalmente lo encontré. Se lo mucho que vale este collar de perlas para ti.
—No..no tengo palabras Tony. Eres increíble.—le bese en la mejilla, y saque al descubierto el obsequio que le daría—Sé que no se compara con tu detalle— musité, estirando mi brazo, con el obsequio en mis mano.
Tony lo tomo.
A continuación, lo abrió, y vio, dentro de una pequeña caja beige, un llavero, que decía las siguientes palabras:

Una oscura realidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora