Capítulo 2

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Abro los ojos en cuanto oigo el despertador de mi móvil. Siento una presión alrededor de mis caderas, y no puedo evitar sonreír.
Acaricio suavemente los brazos de Derek, mientras estiro el otro brazo hacia mi móvil para silenciar la alarma.
Me doy la vuelta, para estar en frente de Derek. Observo sus ojos cerrados y su respiración constante y lenta. Estiro la mano hacia su rostro y le acaricio las mejillas dulcemente.
Los párpados le tiemblan, así que paro de tocarle y me levanto de la cama.
Me dirigo hacia el lavabo y me lavo la cara. No puedo evitar fijarme en mi reflejo en el espejo. La sonrisa que tengo.
No llegue a hacer el amor con Derek, porque quería esperar hasta el momento perfecto, pero anoche fue mágico.
Me seco la cara con la toalla y me dirigo hacia la cocina. Preparo el desayuno que se basa en leche y cereales.
Procuro no despertar a Derek cuando salgo por la puerta, por el hecho de que él no tiene clase y yo sí.
Me dirigo hacia mi casa para cambiarme la ropa e ir a la universidad.

Me siento en el sitio libre que me guarda Nora en la cafetería.
- Buenos días.- digo mientras saco las cosas.
- Heeey.- contesta ella con una gran sonrisa.
- Te veo muy feliz.- comento.
- Así es.- contesta ella, mientras se sitúa en frente mio.- Ayer conocí a un chico.
- Uuuuuy.- canto.- Cuenta, cuenta.
- Bueno, después de dejarme plantada para irte con Derek.- me explica mientras me sonrojo.- Fui sola a la biblioteca. Estaba cansada de estudiar, cuando lo vi.
- ¿Qué viste?.- pregunto.
- Un chico guapísimo.
- No es nada nuevo, a ti todos los chicos te parecen guapos.- le suelto de broma.
- Este es guapísimo. De verdad.- recalca ella, mientras se muerde suavemente el labio inferior.- Se llama Tyler. Es perfecto. En todo. Absolutamente todo.
Nora levanta la mirada hacia el techo, mientras suspira.
- ¿En todo?.- le pregunto, mientras doy un bocado a mi bocadillo.
- Nos acostamos.- me suelta de repente.
Me atraganto y doy un sorbo de mi zumo de naranja.
- ¿Cómo has dicho?
- Tiene una casa cerca de la biblioteca, y los dos estábamos aburridos de estudiar y... bueno, ya sabes... una cosa lleva a la otra.- me explica mientras da un sorbo de su café.
- ¿Y si tiene alguna enfermedad sexual?.- le pregunto mientras vuelvo a guardar mi bocadillo.
Se me ha ido el apetito.
- Qué negativa eres, Juliet.- dice Nora.- ¿Y tú con Derek?
- ¿Yo con Derek qué?.- pregunto haciéndome la tonta.
- ¿Lo habéis hecho?
Doy tres sorbos a mi bebida.
- ¿¡Lo has hecho!?.- pregunta con más intensidad mi amiga.
- Shhhhh...- le hago callar.- No, no lo hemos hecho.
- ¿Porque?.- me pregunta.- ¿No ibas a su apartamento? Que yo sepa, no hay nadie.
Veo como se encoje de hombros mientras le fulmino con la mirada.
- Por cierto, hay una fiesta este jueves. La hacen un par de amigos míos y me gustaría que fueras.- me pide Nora mientras da su último sorbo en su taza.
- Creo que paso.- me encogo de hombros.
- No seas tan estirada.- suelta Nora.- Déjate llevar.
Quizás tiene razón. Creo que es hora de soltarme el pelo.
- Está bien.

Me siento en el sofá de la sala, entre dos chicos. La música resuena en mis tímpanos y la gente baila al son de los últimos hit de este mes.
- ¿Quieres bailar?.- pregunta uno de los chicos.
- No, gracias.- grito para que me escuche.
Me levanto e intento buscar a Nora entre la multitud. Paso al lado de una pareja que se está enrollando y no puedo evitar pensar en Derek, ¿Qué estará haciendo?
Saco mi móvil de mi bolsillo de mi chaqueta tejana y miro si hay llamadas perdidas. Ninguna. Vuelvo a guardarlo y decido que lo mejor será salir a fuera.
Me dirigo hacia la puerta que da al patio trasero cuando un par de chicas me salpican con su bebida.
- Genial.- me digo.
Ellas me miran y se alejan riéndose. No puedo evitar sacarles la lengua mientras se alejan.
<<Estúpidas>>. Pienso.
Respiro profundamente el aire limpio de fuera, sin olor a alcohol ni tabaco, ni otras sustancias raras.
Miro hacia mi alrededor y no puedo evitar fijarme en él pequeño patio trasero que tienen.
En una esquina se encuentran una mesa con sus respectivas sillas, mientras que en la otra punta se encuentra un banco de madera. En el centro, se encuentran dos enanitos que me parecen horribles.
Me siento en el banco de madera y cierro los ojos.
No sé cuánto tiempo llevo así, hasta que una voz me dice:
- ¿No te gusta el ambiente de allí dentro?
Abro los ojos y centro mi atención en el muchacho que se encuentra apoyado en la pared en frente de mi.
- No mucho, la verdad.- contesto.
Asiente en silencio, mientras me sigue mirando.
No puedo evitar pensar lo guapo que es, como su pelo rubio le cae sobre la frente y como los músculos se le marcan por debajo de la camisa.
Niego mentalmente, mientras pienso en Derek, y en que no debería pensar así.
Aparto la vista e intento centrarla en otra cosa.
<<Qué enanitos más feos>>. Pienso.
- ¿Has venido sola?.- me pregunta.
- ¿Por?.- le pregunto a la defensiva.
- Porque te he visto allí dentro sola, y ahora aquí.- me explica, mientras se frota la barbilla con la mano.
Un escalofrío recorre mi cuerpo y no puedo evitar que a lo mejor es un chico que me está acosando, o peor, quiere violarme.
- No estoy sola.- respondo mientras alzo un poco mi barbilla.- Es más, he venido con mi novio.- miento.
- Vaya novio.- contesta él.- ¿Y te deja sola? Podría pasarte cualquier cosa.
- No me ha dejado sola.- voy diciendo mientras intento pensar alguna excusa.- Ha ido al baño.
Genial. Vaya excusa, me he buscado.
- Pues justo vengo del baño y he visto a dos enrollandose.- me mira.- Creo que te ha puesto los cuernos.
- Creo que me voy dentro.- me levanto de golpe.- No debería hablar con desconocidos.
Se ríe con ganas y no puedo evitar mirarle y preguntarme que le ha hecho tanta gracia. Como tampoco puedo evitar pensar la sonrisa tan bonita que tiene y la risa ronca.
- ¿Te lo dicen tus padres cada vez que sales de casa?
Genial. He quedado como una niña pequeña.
- Tú tampoco es que seas muy mayor.- le contesto mientras intento adivinar la edad que tiene.
¿22? ¿23?
- Tengo 22 años.- me contesta.- Y sé cuidarme de mi mismo.
- Bien por ti.- le contesto mientras me meto dentro.
Avanzo hacia la cocina para buscar un vaso de agua.
Abro los armarios para buscar un vaso, y luego intento buscar una botella.
Nada. No encuentro ninguna. Estoy a punto de rendirme, cuando alguien me dice:
- ¿Buscas esto?
Me giro y vuelvo a ver al chico de antes, con una botella de agua en la mano.
- ¿Otra vez tú?.- pregunto irritada.
- ¿Quieres agua?.- me contesta con otra pregunta.
Ni loca voy a aceptar algo de un chico en una fiesta. ¿Y si me droga?
- Pues no.- le contesto haciendo una mueca.
Vuelve a reírse. Le miro alzando las cejas mientras me pregunto, de nuevo, porque.
- Te comportas como una niña pequeña.
Esta vez soy yo la que se ríe.
- No soy ninguna niña pequeña. No eres el único que crece.- le contesto mientras vuelvo a dejar el vaso en su sitio.
- ¿Y cuantos años tienes, si se puede saber?.- me pregunta.
- No, no se puede saber.- contesto.- Es un misterio para la NASA. Cuando lo descubran, saldrá por las noticias y a lo mejor, lo sabrás.
- Oh, Dios mio.- se tapa con las manos su rostro.
Lamentable. Mi comentario. Lo sé. Pero me da igual. Estoy dispuesta a salir, cuando me coje del brazo.
Miro alternadamente entre mi brazo y él.
Parece captar el mensaje cuando aparta su mano.
- No te vayas.- me dice.- Hay una habitación libre allí arriba. Si quieres podemos subir y tener un polvo.
Se me desencaja la boca y me cuesta volver a cerrarla.
- Los dos salimos ganando.- dice él.- No es por fardar, pero todas las chicas con las que me he acostado, dicen que soy el mejor.
- ¿Perdona?.- suelto.- Olvídalo. No soy esa clase de chica. Pierdes el tiempo.
- Oh, venga.- dice él.- No te arrepentirás.
- Ya lo estoy haciendo ahora.- digo, mientras me doy la vuelta y me largo.
<<Guarro>>. Pienso.
Miro el reloj de mi muñeca que marca las 23:40. Decido que es hora de buscar a Nora y volver a casa, porque mañana tenemos clase.
Subo hacia las habitaciones de arriba. Me dirigo hacia el baño, que parece estar libre. Me lavo la cara, mientras pienso en Derek. Quizás debería llamarlo. Pero a lo mejor está durmiendo. Decido que le enviaré un mensaje cuando llegue.
Reviso el resto de la casa y encuentro a Nora en la cocina, hablando con un chico.
La cojo del brazo mientras la arrastro hacia afuera.
- ¿Qué haces?.- me pregunta.
- Es hora de irse.- le digo, mientras nos dirigimos hacia mi coche aparcado.
- Estaba hablando con un chico muy mono.- me explica Nora mientras se para.
- ¿Quieres seguir caminando, por favor?.- le suplico.- Mañana tenemos clase. Aparte, has bebido y no puedes conducir así.
- ¿Porque eres tan aguafiestas?.- me pregunta.- No eres una monja ¿sabes? Deberías acostarte con tu novio, bailar en las fiestas y beber.
La miro dolida porque sé que lo que dice es cierto. Debería comportarme como una chica que está en la flor de la vida. Pero no puedo.
- Entra al coche.- contesto.


Me pongo mi pijama de lana preferido y me siento sobre la cama con mi móvil en las manos. Escribo a Derek un pequeño mensaje diciéndole que estoy bien, que me voy a dormir y que lo quiero.
Bostezo y me meto en la cama.
Intento pensar en Derek y en todo lo que tenga que ver con él. Pero me sorprendo al pensar en el chico de la fiesta y en su risa.
Me tapo con la manta e intento alejar ese pensamiento.
Quiero a Derek. Quiero a Derek. Quiero a Derek....
Me repito muchas veces pero la imagen que aparece en mi mente no es la de Derek.






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