Era una tarde de otoño un poco ventosa, me recargue sobre la ventana para apreciar el paisaje.
Frente a mi ventana se encontraba la de otra persona
Vi la silueta de alguien que no dejaba de mover sus manos a un ritmo armónico sobre un lienzo.
Quede embobado por tal increíble talento.
Abrí la ventana con cuidado lo que hizo que algunas palomas que allí se juntaban desplegaran sus alas y emitieran un sonido histriónico con sus plumas.
Volví a mirar a le ventana frente a mi , rogando porque aquella persona no se hubiese percatado de la intromisión a su intimidad.
Mis ojos cafés se cruzaron con una mirada ingenua y de un hermoso color ambarino.
Tome los extremos de las cortinas y las cerré en un ataque de vergüenza.
Me sentí tan idiota por mi comportamiento de adolescente.
Pero eso es lo que soy.
Sólo un adolescente huérfano, carente de amor , de sensaciones por otras personas.
Pero en ese instante mi corazón se me estaba por salir del pecho ,puesto que el impacto que produjo esa mirada en mi fue tan intensa que podría haber cambiado el eje de la tierra , producido el debacle de la misma.
Me senté en el suelo y el cabello largo se me amontonó en la frente.
Intente recordar a esa mujer, pero estaba perturbado por sus hermosos ojos.
Suspire al vacío del departamento, la soledad me tranquilizaba , pero anhelaba volver a verla y sentir aquella mezcla de sensaciónes que recorrieron mi cuerpo violentamente.