El no puede ser mi asesino.

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Cubrí mis cara con mis manos muerta de vergüenza. Otra ves. De nuevo me había arrepentido al ultimo momento. No era capaz de levantar la cara hacia el chico que seguramente me miraba decepcionado y hastiado. ¿Pero como no iba a estarlo? No es la primera ves que lo intentamos y al final termino pataleando y huyendo como una estúpida y loca sin cerebro.

Aun mi respiración salia ligera y superficial, mi pecho desnudo y cubierto solo por el pequeño brassier subia y bajaba sin pausas. Realmente me sentía fatal, no quería mirarlo, no quería. Como iba a explicárselo esta ves? Esperaba una mirada iracunda de su parte, furiosa. Y me daba miedo recibirla a pesar de saber que merecería cada uno de sus reproches. El realmente no tenia ningún tipo de necesidad de soportar estas escenas de niña infantil con miedos virginales y pudores estúpidos. Bastaba con verlo, era realmente guapo, a veces me preguntaba que carajos hacia un sujeto como el conmigo. Yo no era la chica que simulaba ser un palillo y al final terminaba siendo un bombón. No.

A decir verdad era lo normal. Trasero pequeño y busto mediado, nada del otro mundo y en comparación conmigo delante de mi sin camisa y en bóxer estaba un chico con una mirada insuperable y una matadora figura de modelo.

¿Que me había visto?

Temblando como una hoja que es azotada por los embates del mal clima, reuní un poquito del valor, luche contra las ganas de correr y encerrarme en el baño y llorar hasta quedarme seca. Levante la vista encontrandome con el rostro fruncido de Krystian.

Lo sabia, estaba molesto.

Lo mire, su semblante generalmente suave había desaparecido. Tenia el ceño fruncido y estaba levantándose de la cama.

-No Krys, por favor no te vayas -dije desesperada al ver que buscaba su pantalón.

-Porque? -pregunto sin voltearse a verme- Porque lo has hecho?

Se me salio el aire de los pulmones como si hubiera recibido una patada de Kung Fu de esas que parecen romper madera y bloques de hielo. Pero mi reacción no fue por su pregunta, fue el tono simple que uso conmigo. Era terrible, no soportaba esa voz fría e indiferente. Prefería que me gritara y dijera que era una niña a que actuara así, indiferente y distante.

-Oh Krys, perdóname, yo quería de verdad que si -atropelle las palabras que salieron a borbotones- pero es que... no se...

Perdí la voz al final, no podía creer que estuviera dando una respuesta tan patética. ¿En serio? ¿“No se” es lo mejor que se me ocurre? Me sentía frustrada, quería explicarle que sencillamente tenia nervios y miedo pero las palabras no salían por mi garganta que al parecer se había cerrado si intentaba explicar mi conducta. Estúpido cuerpo traidor.

-No, eso no es lo que quiero saber.- musito con seriedad.

Levante mi rostro que había terminado de nuevo en dirección al suelo para mirarlo con intriga. Mi rostro confundido debió ser un poema para el.

En realidad todo debía verse como una broma cruel del destino. Yo, en el rincón mas alejado de la cama que estaba llena de pétalos de rosa dispersados por todas partes, con aquella ropa interior que tanta vergüenza me había dado comprar y con el rostro desencajado reflejando que no tenia la menor idea de que hablaba.

El no puede ser mi asesino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora