Diez

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- Cariño, sabes que yo siempre te apoyo y respeto las decisiones que tomas. Pero creo que mandar a Connor a un internado es muy precipitado. - saltó mamá.

Me sorprendió gratamente que mi madre dijese eso. No es que mi padre sea autoritario y mi madre acate todo lo que él dice como una boba, pero mi madre suele darle la razón a mi padre porque cree que sabe lo que hace. Sé que piensan que soy un error y que Lewie es el hijo que desearían que yo fuera. Que querrían que me mordiese la lengua, y que simplemente asintiese con una sonrisa falsa. Y siempre lo he hecho. Pero es que ha llegado a un punto en que no me sale más asentir. En que me he cansado de tener que ser el hijo bueno que no dice nada y que deja como le manipulen la vida. Odio contestar a mis padres y decirles todo lo que les digo. Lo hago en momentos en que no pienso realmente lo que hago. Pero es que parece que vivo en una dictadura, y que nunca acabará esta. Una dictadura que ahora me mandará a un campo de trabajos forzados llamado internado.

- Además, le queda muy poco de clase. Yo creo que debemos pensarlo más tranquilamente. Ahora estás enfadado con él, y es normal. Pero mañana ya verás como lo ves todo diferente, Simon. - continuó mamá.

- ¡Si lo mandáis a un internado me quedo su cuarto! - dijo mi hermano.

- Lew, vete a dormir, cielo. - dijo mamá acompañándolo hasta su habitación.

- Lo llevo meditando mucho tiempo y nadie me va a quitar esta idea de la mente. Mañana voy y se lo explico a tus profesores.

- ¿Estás seguro de ello, Simon? - volvió a preguntar mi madre una vez que ya había vuelto a donde estaba antes después de acostar a mi hermano.

- Totalmente. Nunca he estado de nada más seguro que de esto.

- No puedes hacerme esto. - dije entre lágrimas.

- Sí puedo. Mira en lo que te has convertido. Solo traes problemas. Lo mejor es que te metamos en un internado, lejos de aquí. Y ya verás como vendrás como otro con tus 18.

- Pero papá... - cualquier palabra que dijese sería en vano. No iba a atender a razones. Y yo no podía decir nada, porque tenía razón.

¿En qué me había convertido? Yo, Connor Ball, el buen estudiante. La alegría de toda mi familia cuando era pequeño. El soñador, el buen niño. Y ahora solamente me limitaba a mentir, a engañar, y a guiarme por mis necesidades. No pensaba en nadie más que no fuese en mí mismo. ¿Quería ir a guitarra? Mentía a mi familia y mentía a mis abuelos en esto. ¿Necesitaba una guitarra? Vendía mi mayor tesoro solo por ella. Me estaba convirtiendo en lo que no quería.

- No hay más que hablar. - zanjó él.

- Papá...tienes razón. - dije. - Mucha. Creo que me irá bien alejarme de aquí. Darme cuenta de muchas cosas en la vida. Creo que es lo que necesito.

- ¿Cómo? - dijo él incrédulo.

- Que tienes razón, papá. Últimamente no parezco yo. Os contesto a todas horas, me peleo con todo el mundo. No sé, es como si no fuera yo. Creo que me irá bien a Irlanda. Cambiar de aires y darme cuenta de cosas. Ordenar mi cabeza y poner prioridades. Me he comportado como un crío y os pido perdón. Por no ser el hijo que deseáis que sea. Por no ser lo mejor de mí. Lo siento.

- Me alegro que seas consciente de ello. - dijo él. - Ahora a dormir, mañana te acompañaré al instituto y hablaremos con el director.

- Claro. Buenas noches. - dije dirigiéndome a mi habitación.

- Connor... - dijo mamá. Me giré y se le iluminó la cara. Se acercó a mí con los brazos abiertos para abrazarme. - Quiero que sepas que si tú crees que es lo mejor, entonces estaré feliz por ello. Solo quiero que vuelvas a ser el niño de antes. Sé que la adolescencia es una época muy complicada y que bueno, es típico ponerse así. Yo solo quiero recuperar a mi hijo.

RISK IT ALLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora