secretos

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Una mujer siempre lleva consigo un gran secreto.Margaret no es distinta  de las demás mujeres,con sus lindos ojos verdes igual esmeraldas ,una mirada profunda a la par entristecida, como si algo intenso la atormentase,era ella.De un fuerte carácter y de una humilde sinceridad hacía los demás.Destacaba su elegancia digna de admirar.Ese tipo de mujer que no deja a nadie   indiferente.Casada y con dos hijos.De una vida estable y bien sucedida.Su esposo,un prestigioso abogado,muy ocupado con viajes por el trabajo por toda Europa,casi no paraba en casa.Ella se encarga de cuidar a sus hijos mientras es propietaria de una gran red de peluquerías.Apesar de su perfecta y cómoda vida,en la cual parece no faltar nada.Como si de un cuento de hadas se tratara.Margaret no está viviendo como debería y siente un gran vacío inmenso.Y la falta de emoción y pasión,de vivir realmente,es notorio.Una tarde,quizás coincidencia del destino.Paseando con una amiga se topó con un viejo conocido.Aquel hombre alto de brillantes ojos azules,emanaba de el elegancia y refinamiento.Vestía una camisa Blanca y unos pantalones casuales.Se acercó con paso firme.Abrumada por su presencia,se había paralizado,era más,le temblaban las piernas.Y en su interior se había formado una carga de emociones que recorría todo su cuerpo,había perdido el control de estas.Rober le cogió la mano en un ligero gesto.
-Qué placer encontrar de nuevo,Margaret-Anunció.
-Si,Robert.Realmente muchos años-Pronunció con una voz casi inaudible a causa de los nervios.Se trataba ni más ni menos que de un antiguo novio del instituto.-Es un gusto encontrarlo por aquí.-Le extendió finalmente la mano.
-Igual de encantado.-Le devolvió el gesto con una amplía sonrisa.Trás ruborizarse con su gesto,es sorprendida con el ruido del  teléfono de Robert.
-Un momento-Se escusa él.-En diez minutos estoy con usted Ingrid.-Cuelga y guarda él móvil el bolsillo trasero de su pantalón.Para luego dedicarle una mirada a MARGARET.-Discúlpame,tengo un asunto pendiente.Ha sido una auténtica sorpesa encontrarte,es una pena que no podamos conversar en estos momento.Así que,¿Podrías darme tu número?.
-¡Claro!-Margaret apurada le dicta el número.
-Robert se despide de ambas y se aleja entre el gentío con bastante prisa.Ella suelta un bufido de recomposición y seguido restablece el camino hacía un bar de la ciudad en el que pasa aproximadamente una hora con su amiga.Camino a su casa y con la mirada fija en la carretera.Recordaba la casualidad del encuentro con Robert.Al llegar a casa con una sensación de bien estar lanzó el bolso en la isla de la cocina.Y mientras subía las escaleras se despojada de su vestido blanco largo de vuelo,muy primaveral que llevaba puesto.Llenó la bañera con agua tibia y pétalos  de rosa.Deslizó suavemente los pies para comprovando si la temperatura era adecuada y se metió entera.Recorrió con los dedos su largo y sedoso pelo negro para que no se enredara.Tumbada en la bañera lo primero que le vino a la cabeza fue la imagen del atractivo hombre de hace unas horas.No podía detener sus pensamientos y se imaginaba volviendo a encontrarse con él.La última vez que habían estado juntos fue en el baile de fin de curso,una noche de pasión entre dos jóvenes llenos de vida y nunca había olvidado aquellos tiempos ya que de ella surgió su primera hija.Cuando salió de la bañera sonó el teléfono,era él.Inconscientemente lo atendió  de inmediato.
-Hola,Margaret.-Saludó.-Soy yo Robert,estaba ansioso por contactarte.Y me carcome la curiosidad¿Cómo es qué viniste a parar a España?

-Oh-Se rió ella-Verás,por trabajo y eso.-Contestó-También tengo curiosidad.¿Cómo acabaste tú aquí?

-Pues me acabo de mudar a Madrid,y mira con quien me encuentro el primer día.¿Mucha casualidad no crees?.
  - Si,mucha.
-Me preguntaba si te apetece cenar conmigo mañana. -Preguntó Robert-.
-Si,si claro.-Respondió Margaret.

-Entonces te recojo a las ocho,si te parece bien.

-Me parece bien.Hasta mañana Robert.

-Buenas noches,Margaret.-Y colgó.Margaret le pidió al chófer que fuera a recoger a Sara y Jordi en el Instituto.El sorprendido,pues siempre era ella quien iba a buscarlos.No preguntó y obedeció.Anciosa y sin control alguno de sus emociones,no sabe que puede suceder mañana con Robert.

fugitivos del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora