La bella y la bestia - Kim Taehyung

Capitulo 7

—Solamente tienes que atender el teléfono y separarme éstas carpetas en 'entregados y pendientes'. ¿Entendido?—me explicaba mientras me pasaba las carpetas. —Las que tienen el sello rojo son los entregados y los que no lo tienen son los pendientes.—me observó. —¿Me estás escuchando?—

—Sí, Taehyung.—respondí como si fuera su empleada. —¿Nada más?—

—Sí, solo pásame los llamados de éstas dos personas.—me pasó un papel. —Anota.—me dio un bolígrafo.—Peter Hamilton y Edward Maphers. Para las demás personas que llamen, yo estoy en una importante reunión. ¿De acuerdo?— caminó hasta la puerta.— ¿Crees que podrás?—

—Si, Taehyung.—dije obvia.—Ya vete y déjame en paz.—se estaba por ir pero volvió y abrió su boca.

—Por cierto, deja la formalidad y dime 'Tae' sino nadie pensará que somos novios, ¿okey?—me ordenó el señor 'Tae'. Asentí con la cabeza, frustada.

Cerró la puerta de 'mi oficina'. Comencé separando las carpetas en 'entregados y pendientes', no hubo ningún llamado hasta las 10:00 am pero ya luego el teléfono no paraba de sonar. Era un llamado tras otro y luego otro. No creí que ser la secretaria de él sería tan agotador.

—Oficina de Kim Taehyung, ¿En qué puedo ayudarle?—respondí.

—Que sensual suena cuando tú lo dices.—dijo su voz tras el teléfono.

—No juegues, hay como seis personas esperando que atienda.—

—¿Más importantes que tu futuro esposo?—contestó con seriedad.

—Taehyung tu mismo sabes que no nos casamos por amor así que no me vengas con pavadas.—

—______ te advierto que soy muy celoso.—su voz aun sonaba seria, eso me preocupaba.

—Bueno, como digas.—le dije fríamente.

—Ya nos vamos. Para eso llamaba. No atiendas a la gente que está en llamada de espera. Solo ven hasta mi oficina.—finalizó la llamada.

Tomé mi bolso y salí de la oficina. Varios hombres que trabajaban ahí me dedicaron miradas. Eso me puso nerviosa pero no podía acelerar el paso porque quedaría como una nena huyendo. Solo intenté ignorarlos, es que no estoy acostumbrada a ésto, mi cuerpo nunca llamó la atención de ningún hombre.
Entre a la oficina de Tae.

—¿Estás bien?—preguntó al oír un suspiro de mi parte.

—Sí.—dije intentando fingir que sus empleados no me habían pasado la mirada por todo el cuerpo. Como él había dicho antes, era celoso.

—No parece.—miró la pantalla de su computadora. Me senté en un sillón.

—¿Te falta mucho?—pregunté con impaciencia. Ya quería irme a casa.

—Sí.—respondió secamente.

—¿Entonces para qué me llamas?—dije de mal modo.

—Estoy molestándote. Ni una broma se te puede hacer.—dijo levantándose de la silla para que nos fuéramos. Preferí no responder tenía pensado unos cuantos insultos no aptos.

Ambos salimos de la oficina tomados de la mano. Los hombres que anteriormente me miraban ahora solo agachaban la mirada. Era más que obvio que si su jefe se enteraba de que ellos me habían estado observando, quedarían varias personas desempleadas. Tener un futuro esposo con éxito, está genial. Eso es la única ventaja de estar por casarme con Tae.

Subimos al auto y Tae arrancó. Manejaba a una velocidad considerable, ni rápido, ni despacio, normal.

—Por aquí no es la casa.—dije mirando por la ventanilla.