Moretones

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De chica me gustaba ver la lucha libre, creía que los golpes eran falsos por que no se veía sangre ni los moretones, era como todo un show. Mis padres tuvieron varios hijos, a mi para mi mala suerte me toco ser la mayor. No me estoy quejando de ser la mayor ni nada, realmente amo mi papel en mi familia, pero todo cayó en mi cuando mi padre falleció en un accidente de auto cuando tenía dieciséis, mi mamá entró en una terrible depresión y ni hablar de mis hermanos, yo era la que hacía el desayuno, la comida y la cena, hasta yo los llevaba al colegio, e incluso trabajaba para pagar las cuentas de la casa, durante todo ese momento no me compré nada para mi pues yo les regalaba las cosas que querían a mis hermanos, en fin... hacía de todo para verlos felices.

Un día después de casi un año de la muerte de mi padre, mi mamá murió de tristeza, todo lo que había hecho no sirvió de nada, a mis hermanos los enviaron a un orfanato por que yo era menor de edad y según el gobierno era razón suficiente para no dejarme a cargo ya que no podía cuidarlos, de ahí, ya no supe nada de ellos. Por suerte me adopto una familia, era realmente algo nuevo para mi, pues era una pareja de un hombre con un hombre, cosa que hizo que mi mente se abriera, les debo mucho, pues ellos me dieron un techo, me ayudaron con mi educación, me dieron comida y me apoyaron en todo. Durante toda mi preparatoria salí con algunos de los jugadores baloncesto y fútbol Americano solo para tener un novio o compañía, pues con ellos pasaba mucho tiempo pues era jugadora de baloncesto, aunque honestamente con ninguno me sentía cómoda, ni siquiera me sentía atraída a ellos, la mayoría o eran mis amigos o tenía cara de gorila y por eso mis amigas solo me molestaban por salir con ellos e incluso me molestaban por no salir con nadie. Antes de terminar el colegio, llegó una chica que me llamó la atención, ni como olvidarla, mi querida Amanda, ella entró al equipo de baloncesto, no dejé de verla el primer día y ahí empezó todo...

En las regaderas, casi como dos días antes de que cumpliera dieciocho, recuerdo que me metí en las regaderas y ahí estaba ella, tomándose una ducha rápida para ir a la clase de matemáticas, pero creo que ella se dio cuenta que me quede viéndola un tiempo mas de lo normal, y me invitó a tomar una ducha también. Y así pasó el tiempo, mis padres adoptivos no tuvieron problema alguno en aceptar la relación, todo iba bien, incluso estaba pensando en proponerle matrimonio, hasta que todo sucedió. Esta mañana había ido a ver joyerías para comprar el anillo he ir por unos guantes de box, ya que Amanda y yo queríamos seguir practicando deportes y después de ir a unas cuantas clases, queríamos practicar box en nuestra pequeña morada. cuando llegué a la casa, deje los guantes rojos en la mesa de la cocina y tome un jugo del refrigerador, sin darme cuenta me había tomado el ultimo jugo, y Amanda siempre llegaba a tomar su jugo pues no le gustaba comer. Era obvio que se iba a enojar, y no era la primera vez que se enojaba por algo bobo, el otro día se me olvido llevar el papel al baño y me pegó en la parte de atrás con una revista como si perro fuera, el otro día me llamó gorda y me dio un golpe en mi estomago que me sacó todo el aire y en fin, no se si me vio la cara de saco de box por que para todo me pegaba. decidí en salir corriendo a la tienda por un par de naranjas y hacerle uno yo, pero justo llegó, maldito rey de roma te odio.

"Hola Dinah... pero que mierda, ¡Te tomaste mi jugo!" gritó al entrar y verme, para mi mala suerte tenía la evidencia en mis manos, me quedé helada parada enfrente de la estufa, no sabía ni para donde correr, por lo que solo cerré los ojos y sentí un suave golpe en mi brazo "¡ahora me haces otro!" me dio un beso en la mejilla y se fue, lo más casual del mundo, ya hasta miedo le tengo. sin decir una palabra corrí a la tienda y le hice su querido jugo, ella solo me veía esperando a que terminara de hacerlo. Le di su vaso y me senté a su lado esperando a que se lo tomara, ella arrugo la nariz y puso cara de asco, para después tirarme el jugo en la cara, yo me enojé y le tiré el vaso de vidrio al suelo.

"¿Qué mierda te sucede Amanda?!" grité enojada, levantándome de la mesa lo cual ella también hizo, me abofeteo con el ceño fruncido y yo solo trate de no dejarme, por lo que se lo devolví y la pelea comenzó. jalones de cabello, empujones, patadas y golpes con el puño cerrado, todo esto por un maldito jugo. la cocina estaba llena de los pedazos de la vajilla de la casa, los vasos tirados por doquier, hasta un cuchillo enterrado en la pared, tenía un ojo morado por que quien sabe con que me había pegado, en fin, nuestra relación ya era un caos violento, parecía más pelea de lucha libre que amor. Por lo que aprovechando que estaba en la recamara, tome mis cosas metiéndolas en una caja, me importaba poco que había pagado la mitad de la casa y que la mayoría de los objetos eran míos, ya no quería estar más ahí, además de que mi ojo me ardía y no quería ver a Amanda con el ojo que me quedaba. Fui a la cocina y tome un poco de comida poniéndolo en la mochila en donde llevaba mi computadora, y salí dando un gran portazo para saber que me había ido de ahí. Después de caminar un buen rato decidí descansar y dormir un poco en medio de la calle ya que no sabia donde ir, mis padres adoptivos quedaban en la otra parte de la ciudad y necesitaba energía por lo que me acomode entre unos arbustos, entre sueños escuche un fuerte golpe, haciéndome que me levantara y con un ojo y medio pude ver que una chica de piel oscura se había caído con mis cosas por andar corriendo con un gato obeso pero chistoso, decidí ayudarla ya que era muy madrugada para que estuviera por estos rumbos, y al igual que yo había sido golpeada, pues mientras jugaba con su gato me di cuenta que tenía el labio roto. Al presentarnos, me sentí más segura sabiendo su nombre, Normani era muy linda y su gato Grant era un amor de mascota, los tres nos acomodamos para dormir un poco, supongo que descansar seria lo mejor para ambas... Hasta para el gato.

"Dinah, Dinah despierta" escuche la voz de alguien que me sacudía un poco, abrí mi ojo bueno en dirección donde escuchaba la voz y parpadeando vi que era Normani, que sonreía mirándome "tenemos que irnos, no tarda en salir alguien de la casa y nos verán raro" dijo mientras se levantaba y metía a Grant en su mochila, mientras me levantaba reí al ver que el gato sacaba su cabeza para respirar y tome mi caja para irnos, mientras caminábamos, decidimos en ir a casa de mis padres pues de un lado estaba su casa, del otro el mío, y era el único lado seguro en donde podíamos ir pues gracias a dios traía la llave.  "¿Y si comemos algo?" Me pregunto posando sus manos en su abdomen como señal de que tenía hambre, yo asentí pues también me moría de hambre.
"Me parece bien, pero vayamos a un lugar ocultando a Grant" dije encogiéndome de hombros, Normani asintió y metiendo al pequeño gato, entramos a una rara cafetería ya que no teníamos buen aspecto para entrar a un starbucks o a Lily's coffee House. Al entrar pedimos un raro panini para las dos y unas donas que sabían a todo menos a donas y dos cafecitos que al menos sabían bien.             "¿A donde irás después de ir con tus padres?" me preguntó mientras metía un poco de su dona a la mochila para que el gato comiera un poquito, yo me encogí de hombros sin saber, ella suspiro y se recargo en la mesa con sus brazos "yo no tengo a donde ir, mis padres viven muy lejos, eres una suertuda Dinah"

"Bueno ni tanto, dudo que mis padres me quieran mucho en la casa, soy un desorden andante" reí leve y viendo su sonrisa se me ocurrió una idea "Aunque sabes, podríamos rentar un pequeño departamento, ya... ya sabes, para los tres, o sea con Grant" susurré mientras ella se me quedaba viendo por un largo rato que según yo se habían echo minutos o eso pensaba yo por que había sentido que había dicho algo fuera de lugar.

"Me parece bien, pero tendríamos que conocernos al menos un poco y... ver los departamentos, no tendría donde quedarme aún así" suspiró mirando el panini, tomando un poco.

"Pues te podrías quedar en mi casa con mis padres, mi cama tiene una abajo, esta un poco pequeña por que bueno, son camas de adolescentes pero es mejor a que te quedes en la calle, y así podríamos conocernos mejor" susurré.

"Bueno te lo agradecería demasiado, aunque bueno, ya te babeé el hombro en la madrugada y estamos compartiendo un desayuno, ya empezamos a conocernos un poco" 

"Bueno eso sí, entonces, ¿Qué te parece la idea?" sonreí viendo que ella al fin consideraba mi propuesta

"Me parece bien, solo que necesitamos el permiso de tus padres, ¿No crees?" empezó a reír de una manera adorable que me hizo sonreír.

"Bueno, supongo que no dirán que no, ya pasó de los veintiuno" me encogí de hombros, pensando en como convencer a mis padres.


Raguños, moretones y cicatricesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora