II: El primer sospechoso

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Me desperté por la mañana lleno de energía, centrado en la investigación, en mi objetivo. En una hora estaba ya en el laboratorio de mi comisaría en Diamond Street analizando la huella y el trozo de tela que había encontrado en el archivo. Miro a mi alrededor mientras escaneo la huella y envío la imagen al ordenador para que compare el diseño de ésta, de manera que obtenga la talla. Ciertamente parece el típico escenario que podría ver en una película o serie de asesinatos. Parece irreal.

Mientras espero el resultado de la huella observo detenidamente el pedazo de tela. Es de algodón de color beige. Recuerdo que en el caso de un robo que había resuelto, el ladrón, Aaron Wells, siempre llevaba unos guantes del mismo material. Hallamos en ellos su ADN procedente de su sudor y lo encarcelamos, por lo que en este momento debería de estar entre rejas. Aún así se que le gusta jugar con la policía, y sé que puede organizar un robo perfecto desde su celda. No dudaría en dejar su firma tan sólo para sacarnos de quicio. Además es inteligente, porque sabe que pillaremos al que utilizó el guante, pero no le podremos culpar de nada sin otras pruebas que demuestren que él estaba detrás de todo.

Voy a hablar con Aaron a la prisión que está en las afueras de la cuidad. Sé que no tendré problemas al entrar puesto que ya lo he hecho mas veces para interrogar a algún preso. Por el camino, me pregunto dónde estará Jazzlyn. No la he visto desde que nos despedimos en lo alto del edificio de la comisaría, la noche anterior. Tengo la sensación por un instante de que me ha dejado solo, aunque al pensarlo mejor recuerdo que le gusta eso de aparecer y desaparecer cuando le viene en gana, así que sé que volverá tarde o temprano. Llego al parking y aparco, hablo con el carcelero y me acompaña hasta un largo pasillo blanco, casi futurista, lleno de celdas con una pequeña ventanilla en la parte superior de la puerta.

-La décima celda a la derecha. -Me dice.- Tenga cuidado, que ya se escapó una vez. Durmió al agente que vino a interrogarlo, le hizo respirar cloroformo y se escapó a saber por dónde, porque todo estaba lleno de guardias y cámaras, y nadie vio nada.

-Gracias, tendré cuidado.-Respondo mientras el hombre se seca el sudor de la frente y la calva con un pañuelo. Debe de tener sobre unos cincuenta años, por lo que no es nuevo en esto, sabe lo que dice. Considero útil su consejo y decido ir con cuidado.

Cuento diez celdas e introduzco en el teclado numérico la clave que me han dado. No entiendo cómo Aaron pudo escapar de esa cárcel, parece blindada. Antes de teclear la última cifra escucho gruñidos dentro de la celda y me asomo por la ventanilla para ver qué ocurre. Jazzlyn está oprimiendo a Aaron contra la pared, sujetándolo por la manos cruzadas en su espalda.

-¡Dime qué tienes que ver en ésto!-le dice en voz alta junto al oído- ¡Dímelo o la siguiente vez que te vean estarás muerto y nadie sabrá cómo acabaste así!

-Cariño, sabes que yo...- Jazzlyn le golpea contra la pared y éste se calla, dolorido. Jazzlyn siempre fue mujer de ir directa al grano. Entro para evitar que Aaron aproveche para demandarnos por lesiones.

-¡Jazzlyn, detente!- Le grito.

-¡Él sabe algo, Thomas, vi aquel trozo de guante!¡Él es el asesino de mi padre y quién robó todo relacionado con su muerte!-Contesta, enfurecida y con un halo de tristeza en su voz.

-Espera.- Le digo, con voz tranquila para calmarla.- Probablemente tan sólo dejó su firma para que alguien lo recordara, debe de sentirse muy sólo. - Digo irónicamente, sé que en realidad aquella.

-Ja, qué gracioso. - escupe las palabras con falso entusiasmo.- ¿Bebé, puedes soltarme?

-¿Quieres ver quién parecerá un bebé cuando le deje llorando de una patada?- Replica Jazzlyn.

Todavía no entiendo. ¿Bebé? ¿Es que estaban juntos o algo por el estilo? Una pareja de ladrones... Los mejores de toda la costa este de los Estados Unidos. No sé qué decir.

-Está bien, hablaré, pero suéltame. - Suplica Aaron. Jazzlyn puede resultar muy convincente por lo que veo. - Yo no fui, ¿vale?. Tan sólo robé algunos expedientes de robos sin mucha importancia, ya sabes, para mantener al jefe contento.

Justo en ese momento me doy cuenta de la reacción de Jazzlyn. Es mínima, sólo destensa un poco la comisura de los labios y mira hacia abajo un instante, cómo si estuviese pensando. Entonces decido entrar en acción.

-Quisiera interrogarle, Aaron. Lamento lo ocurrido con mi ayudante Jazzlyn. Ahor...

-Déjate de formalidades de una vez, me sacas de quicio. - Me interrumpe.

-Intentaré hacer cómo si no hubiese dicho nada.- Continuo, indiferente, aunque con un cierto aire arrogante.- Ahora le haré una preguntas. Usted reconoce que ha estado en el archivo de la comisaría de South Street, ¿Me equivoco?

-No, tienes razón. Robando expedientes de hurtos y cosas así.

-¿Y ha robado el expediente o alguna evidencia del asesinato de Matt Hobs?

-Nunca, sólo de robos, no me mancho las manos con temas de asesinatos. Suficiente tengo con la perpetua, y por ese tipo de cosas al final te culpan a tí y te condenan a pena de muerte. Aunque mi vida aquí es un asco, de vez en cuando salgo a ver el sol. Y no quiero dejar de verlo.- En ese momento, Jazzlyn se va repentinamente, aunque no sé a dónde.

-¿Sabe algo sobre la muerte de Matt Hobs?

-Sólo que yo no tengo nada que ver.- Dice seguro de sí mismo, lentamente.- Lo único que puedo decir es que este no es un buen sitio para preguntas - baja la voz- chivatazos y cosas así, ya sabes. Yo que tú organizaría los interrogatorios en otro lugar más apropiado.

-Está bien, muchas gracias por todo. -Me doy la vuelta y me voy sin esperar contestación.


Policías y CriminalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora