Policías y Criminales

XV: ¿Trato hecho?

Esa misma noche voy a la sede de los Kiyoshiru a buscar a Aaron. Después de la charla con Jazzlyn, no me cabe duda de que el asesino es él. Si lo encuentro en la banda lo podré detener el el acto, y además podré buscar la daga que le regaló Jazzlyn y con la que mató a Matt. Tendría entonces el culpable, la prueba que lo incrimina y un testigo que lo corrobora. 

Anna llega a mi apartamento con una expresión distinta en los ojos. Me cuenta que, mientras estaba trabajando en el café de Emma, su hijo la llamó diciendo que cabía la posibilidad de que encontraran información sobre el marido desaparecido de la mujer, ya que su hijo consiguió infiltrarse en un grupo de soldados que iban a atacar a unos pacificadores. El plan es conseguir información de la localización de esos pacificadores y preguntarles si saben algo de su padre, puesto que él trabajaba con ellos. 

- En dos días tomaré un avión hacia Ucrania para ir con mi hijo. Probablemente no sirva de mucho, pero al menos podré apoyarle.- Dijo con un tono conformista.

-Esa es una gran ayuda aunque te parezca insignificante, créeme. El apoyo de alguien a quién quieres puede marcar la diferencia.

Cenamos juntos y le digo que me tengo que ir porque me han llamado de mi trabajo.

 Al ser tan temprano, todavía no hay nadie en la sede. Intentó entrar por la rejilla por la que entré cuando apresaron a Jazzlyn, pero está tapada. Reflexiono sobre las distintas opciones de las que dispongo para entrar, pero la única viable es muy arriesgada: forzar una de las puertas laterales. 

Sin demorarme me pongo manos a la obra. No hay nadie en la inmensa sala de entrenamiento, así que me dirijo hacia donde están los habitáculos lo más a prisa posible. Por un momento noto que alguien me observa, puedo sentir su mirada sobre mí, pero sigue sin haber nadie. Abro una trampilla y bajo la escalera que lleva hacia el corazón laberíntico de hormigón gris de la sede. Sigo las instrucciones que me da Jazzlyn para llegar hasta el habitáculo de Aaron. Abro la puerta, que no ofrece resistencia alguna, y entro. Aaron no está, así que empiezo a rebuscar por todos los armarios y estanterías, hasta que en su mesita de noche encuentro lo que busco: una daga que perfectamente podría coincidir con la forma de la herida de Matt y un montón de fotos de Jazzlyn. Busco por la habitación unas botas, pero las que encuentro no tienen una suela que haya podido dejar unas huellas como las que encontré en la escena del crimen, así que las dejo donde estaban.

Justo cuando me dispongo a irme de allí, aparece James Clayton.

- No me esperaba ver ningún policía por aquí.- Dice lentamente.- ¿Cómo tu por aquí?

Escuendo, sin darme cuenta, la daga y las fotos tras de mi.

-¿Qué es eso que escuendes detrás de ti? Veo que tú también sospechas de Aaron... Pues ya somos dos... La muerte de Matt fue terrible para toda nuestra familia, los Kiyoshiru, pero hay una persona a la que no le ha afectado para nada, y ese es Aaron. Al contrario, a él le beneficia: cuando Matt era el jefe, él estaba muy limitado, apena tenía privilegios y reconocimiento en la banda pues era un cobarde. Ni siquiera sabe luchar. Además, Matt me prometió a su hija, y ambos sabemos que Aaron deseaba a Jazzlyn. Poco antes de la muerte de Matt, curiosamente, la tensión entre ellos aumentó, porque Aaron no avanzaba en el combate, y por tanto no se le permitía ir a ninguna misión que forzara a situaciones cuerpo a cuerpo, algo sumamente embarazoso para cualquier Kiyoshiru, aunque se trate de un miembro serpiente, pues esas misiones son las más prestigiosas. Resumiendo, que la muerte de Matt no sería más que una vía libre para Aaron...

-¿Y cómo sé que puedo confiar en ti? 

-¿Te queda otra opción? Además, ¿para qué querría yo mentirte? Si quisiera deshacerme de Aaron lo tendría muy fácil para acabar con él, no necesito que nadie lo encarcele, no serviría de nada puesto que se escaparía. Entiéndeme, la muerte de Matt me duele, igual que a ti, y si me lo permites, me encantaría ayudar a encerrar a quién mató a mi maestro.

- Está bien, pero no te creas que vas a ser mi asistente personal. Sencillamente me ayudarás con alguna información que necesite, y pronto veremos a nuestro enemigo en el corredor. ¿Trato hecho? 

-Trato hecho.