»Capítulo uno.

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El chico de tan sólo dieciséis años de edad, rubio, alto, flacucho, con una delicada cara y perfectamente cuidada se mantenía minutos y minutos sin apartar la vista de la ventana, en donde pequeñas gotas se estrellaban y deslizaba con delicadeza por esta.

Se podía oír el sonido de la televisión, la cual hablaba sobre un invierno frío y lluvioso.
»Un invierno tedioso.
—Pensó Peter.

Suspiró con pesadez, mientras apartaba la vista de la ventana.
Dirigió su mirada al televisor y lo apagó.

Ya no quería oír más, se sentía cansado, melancólico, triste.
¿Porqué se sentía así?
La razón era por culpa de su padre Javier, el cual no veía hace aproximadamente dos años.

No sabía nada de él, había abandonado al menor dejándolo con su familiar más cercano; su abuela.

Aunque debía admitir que tenía un resentimiento guardado durante esos años con su progenitor. Tenía derecho a estar con él, tenía el deber de saber de él y, sin embargo nada de eso sucedía.

Los primeros días Peter pensaba que se encontraba casualmente trabajando.
A medida que el tiempo pasaba se dio cuenta de que lo había abandonado, y su abuela trataba de ocultarle la verdad, por lo que más dolor sentía.

Pero justamente esta mañana había recibido una llamada de él, preguntando por su salud y que debía explicarle muchas cosas, pero Peter simplemente no estaba en condiciones como para hablar con su padre asi que cortó la llamada pensando que era lo mejor.

No podía entablar conversación así como así, o al menos no por ahora.

Peter no quiso decirle nada a su abuela, no quería preocuparla por lo que estaba sucediendo.

Tres horas habían pasado desde que la anciana se había ido, dejándolo a cargo de la casa durante dos o tres semanas.
Se dirigía a un pueblo lejano, por lo que el viaje sería agotador.

A Peter no le gustaba viajar, mucho menos si se trataba a la casa de sus tíos.

Estaría mucho tiempo solo, para pensar en qué hacer con aquel problema.

»¿Qué sucede, Peter?Se preguntó—no debería afectarte tanto.

Miró nuevamente por la ventana. A pesar de que estuvo suficiente tiempo como para enterarse mas o menos de qué hora podría ser, no se concentró en eso. Tan solo ver la lluvia, sus pensamientos invadían su mente. Decidió en realmente ver la hora.

Observó a su lado, en un mueble antiguo yacía el pequeño reloj que su abuela había comprado en la feria de un pueblo que había visitado hace años.

Las ocho de la noche.

Aún faltaba mucho para un nuevo día, por lo que al fin cerró las persianas.

Caminó a paso lento hasta llegar a pies de la escalera, se detuvo un momento, mirando con detalle una fotografía de su familia. O lo que solía ser de ella.
Él se encontraba entre su padre y su abuela.
Su madre había fallecido al tenerlo, por lo que éste nunca conoció aquella mujer que le dio la vida.

Subió rápidamente hasta que llegó a su habitación, dejando todo pensamiento atrás, tomó su portátil y lo encendió.
Pasó un rato en las redes sociales, entabló conversación con Chris; su mejor amigo, el cuál le pidió verle en una cafetería cercana dentro de una hora, a lo que Peter aceptó.

* * *

La lluvia se hacía escasa.
El flacucho se encontraba con una inquietud que ni siquiera él entendía a que se debía.
Decidió en que ya era hora de comenzar su trayecto a la cafetería.

Inefable »B.P« Yaoi-Gay.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora