Los gritos silenciaron. Félix y yo decidimos ir a chequear si ya se habían ido.
-yo voy, quedate aquí- dijo Félix y salió lentamente de la sala.Estaba sola. Félix no volvía.
¿Qué le habrá pasado?.La curiosidad me ganó y fui a echar un vistazo. -Félix- dije en voz baja.
Nada. El pasillo estaba desierto.
-¿Félix?- nada. Intenté llamarlo por celular pero no había señal. -¿Hay alguien ahí?- dije por última vez. Estaba preocupada. ¿Y si lo habían atrapado los caníbales?.
Ese horroroso pensamiento lo aparté de mi mente. Me calmé y pensé: Félix es astuto. No dejaría que lo atraparan.Parecía que los caníbales se habían ido, así que aproveché de ir al baño. Con todo ese alboroto dan ganas de hacer del 1.
Caminé hacia el baño lentamente, intentando hacer el menor ruido posible.
El baño estaba vacío. Al parecer todos habían escapado. El espejo estaba roto. Sangre cubría el piso. "Mejor me aguanto" pensé. Me lavé la cara. Mis ojos estaban rojos por haber llorado. Estaba caminando hacia la puerta cuando oí un llanto ahogado. Me dí vuelta y escuché. En el rincón de uno de los baños había una chica afroamericana, de ojos muy grandes que me miraba. Era Valerie Hill, de mi clase de cálculo. -Val- dije y me acerqué a ella, abrazándola. Pero no tuve tiempo de saludarla. Val me había empujado dentro del baño e hizo un gesto con la mano para que me callara. -shhhh- dijo Val -están aquí-.
Un fuerte escalofrío recorrió mi espalda. No me podía dar vuelta porque o si no me iban a escuchar. Sentía como se acercaban. Hacían unos ruidos extraños como si intentarán hablar.Parecían más animales que personas.
Sentía la respiración de ellos en mi espalada. Tenía que actuar rápido. Uno de ellos se lanzó hacia mi, el otro hacia Val.
Ella gritaba y lloraba desesperadamente. Yo, en cambio, estaba demasiado ocupada intentando apartar a un hombre de probablemente 50 años de mi espalda para echarme a llorar.Luché y luché hasta que por fin pude sacar al hombre de encima. Lo empujé hacia el espejo y cayó. Me di vuelta para ayudar a Val, la cual estaba debajo de una mujer. La aparté justo a tiempo para que Val pudiera salir. La mujer tenía la boca abierta y mordía el aire. Sus ojos estaban blancos y estaba cubierta de sangre. Sí que estaba loca. Tomé el brazo de Val y tiré de el. Salimos disparadas del baño al mismo tiempo que chocábamos con Félix.
-Amber...- dijo pero lo interrumpí,
-no hay tiempo vamos- dije desesperada. Corrímos hasta llegar a la entrada de la escuela. La puerta estaba cerrada,
-¡mierda!- grité. Pero Félix sin pensar se lanzó contra la puerta (que afortunadamente era de vidrio) y la rompió.
Salimos aliviados, intenté llamar a la policía pero seguía sin señal. Miré hacia todos lados sólo para darme que todo el lugar estaba desierta. Éramos Félix, Val y yo en medio de la nada misma.