Desierto

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No había nadie, ni siquiera autos, estaba totalmente desierto.

Tocamos cientos de puertas pero las casas parecían abandonadas. Pero cuando ya estábamos por rendirnos, Val silbó y dijo-escuché a alguien ahí dentro, vamos- y entró a una casa que se veía desierta, al igual que las otras.
La casa estaba a oscuras y todo estaba desparramado por el suelo. -¿hola?- pregunté. Mi voz se escuchó por toda la casa. Félix se puso adelante mío y preguntó lo mismo.
Nada.
Decidimos separarnos para investigar más rápido. Félix investigaba el primer piso, Val, el segundo y yo, el tercero.
Al parecer, los dueños de la casa habían escapado de algo ya que, cosas como comida, remedios, ropa y fotos no estaban.
-¡nada aquí!- gritó Félix desde abajo.
-¡aquí tampoco!- le siguió Val.
-¡aquí menos, vámonos!- les contesté.
Cuando salímos, todo seguía igual. Todavía estaba todo desierto.

Nos relajamos y decidímos caminar hacia nuestros hogares. El de Val quedaba más cerca así que nos dirigimos hacia allá.

-no nos hemos presentado- dijo Val dirigiéndose hacia Félix, sonriéndo. -yo soy Valerie Hill, pero prefiero que me llamen Val-.
-yo soy Félix... Félix Ballard- respondió Félix con una tímida sonrísa.
-y... ¿Así que ustedes dos son novios?- preguntó Val, mirándome con los ojos entrecerrados y una sonrisa coqueta.
-wow, no, no, no- dijo Félix, riéndose.
-¿Félix y yo? Ni en un millón de años- agregué yo riéndome aún más fuerte. Pero siendo honesta... Sí. Félix era un chico muy atractivo, y hace mucho que me sentía atraída hacia él... Aunque estaba segura que lo nuestro nunca iba a pasar. Yo lo conocía bien, y sabía que Félix no estaba interesado en chicas como yo.

Dejé que Val y Félix siguieran conversando solos para que tener tiempo de ordenar mis pensamientos. Muchas cosas habían pasado en tan poco tiempo, y todo esto era mucho para procesar. Me preguntaba cómo estaría mi familia.

¿Estarán a salvo?

No lo sabía, y no tuve mucho tiempo para pensarlo ya que, ya habíamos llegado.
La puerta estaba abierta y las ventanas estaban rotas.
Desde las ruinas, salió una niña de probablemente unos 13 años, era afroamericana y tenía los mismos ojos grandes y de un color indefinido que Val.
Supe en un instante que esta debería ser su hermana.
La niña corrió y abrazó a Val.
-se llevaron a papá y a mamá- dijo la niña mientras lágrimas caían de sus ojos.
-¿Quiénes?- preguntó Val sorprendida.
-unos tipos con trajes azules. Se los llevaron y me dejaron sola- respondió la niña llorando aún más fuerte.

ApocalípsisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora