Cap 1

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Estos meses han sido un desastre. Todo el tiempo pensando en algo que pasó y no va a volver. Fui una completa idiota al creer que eso o como quieras llamarle pudo durar más.  Ahora es tiempo de alejarme de ti y emprender un nuevo camino. Sí, estoy hablando de la universidad. La secundaria se terminó y ahora queda otro camino por andar.  Así que no me busques y por lo que más quieras aléjate de mí. Disfruta tu vida de zorra.
Atte: Luz
Estas fueron las últimas palabras hacia mi ex. Un maldito traidor al que solo le importa la joda y salir con chicas más como decirlo suavemente y sin lastimar, putas. Si exacto, ese sería el término correcto. Chicas a las que solo les importa mostrar todas sus "virtudes" y acostarse con chicos por diversión. Por suerte, yo me había salvado de convertirme en una de esas tomadoras de cerveza.  Mandé el mail que contenía toda esa rabia por así decirlo y guardé mi computadora en su sobre. Miré por última vez mi cuarto, estaba vacío. Ya estaba todo empacado y listo para un nuevo hogar muy lejos de mi ciudad. Bajé las escaleras en las que había pasado mi niñez y salí al comedor donde estaba mi madre, padre y hermano con un cartel que decía: "Suerte princesa, te vamos a extrañar".   Me dieron ganas de llorar y  mi hermanito vino corriendo a darme un abrazo junto con mi padre. Mi madre se quedó parada sosteniendo el cartel que con tanto amor me habían hecho. Ella me llevaría a mi nuevo hogar por todo mi año universitario. Se notaba que detrás de esos ojos marrones había pequeñas lágrimas queriendo escapar.
-Estoy muy orgulloso de ti Luz, te vamos a extrañar mucho- dijo mi padre, el sí con lágrimas en los ojos y abrazándome muy fuerte y casi sin dejarme respirar.
-Yo también los voy a extrañar mucho- me despedí con un beso para cada uno.
Mi madre había dejado ya los carteles y estaba apoyada sobre el marco de la puerta. Era hora de irse. Salí caminando hacia el jardín delantero y en frente estaba el auto atestado de cajas. Subí a la parte delantera junto con mi madre y salimos. Mientras pasábamos por las calles de la ciudad que me había acogido todos estos años, iba recordando todo lo que viví. Colonia era una ciudad chica pero a mí me gustaba. Todos nos conocíamos y casi siempre nos llevábamos bien. Pasamos la plaza principal y luego la casa de mi mejor amiga que se había ido unos días antes que yo para la gran ciudad de Montevideo.
El viaje duró 2 hs y media y fue muy conversado con mi madre. Yo suponía que lo hacía porque estaba nerviosa ya que nunca había hablado tanto. Cuando estábamos entrando en los accesos lo primero que me impacto fue ver ese espectacular cerro con la fortaleza encima de él. Un poco más adelante, ya si en la ciudad, un reloj gigante nos daba la bienvenida y nos invitaba a pasar. Yo me hospedaría en el centro, ya que quedaba cerca de la Universidad. Cuando por fin llegamos Isabel, que era mi amiga desde hace años, estaba en la puerta revisando el correo. Me bajé del auto y corrí a abrasarla. Ahí fue cuando me di cuenta de que todo esto era real, estaba pasando de verdad y este sería recién el comienzo.

Loca perdida en la ciudadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora