Capítulo 1.

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Google. Alquileres en Madrid. Estaba decidido, me mudaba. Necesitaba cambiar de aires, ver que tal me iba en otra ciudad. Llevaba 22 años viviendo en Murcia y quería cambiar.

Me desperté a las 8:00 de la mañana. Espera, nadie se cree eso. Empecemos de nuevo. Me levanté a las 8:30 de la mañana -ahora está mejor- cogí el móvil y entré a Whatsapp. "Hoy vienes a ver el piso, ¿verdad?" Mi mejor amigo Jon, un chico de 21 años de Vitoria, se había mudado hace unos meses a Madrid y me iba a acompañar a ver el piso. Nos habíamos visto varias veces y hablábamos todos los días, pero esta sería una oportunidad para poder vernos siempre que quisiésemos. Le contesté que sí y que le avisaría cuando hubiese llegado, y me dirigí al baño. Me lavé la cara pero seguí teniendo cara de haber dormido dos horas. Qué se le va ha hacer. Abrí el armario, cogí unos vaqueros anchos y muy rotos, una camiseta negra con una frase en inglés que ahora mismo no recuerdo y las Nikes Air Force 1. Me vestí y fui a la cocina a prepararme un café puesto que tenía menos energía que después de un concierto de tres horas. Me senté en el sofá del salón y encendí la televisión. Me daba mucho palo hacer un viaje de unas tres horas y media y luego volver a Murcia. Pero, esperaba que el piso me gustara y ya solo tuviese que hacer un último viaje con todas mis cosas. Acabé el café y me dispuse a "maquillarme". Me hice un delineado con un eyeliner negro, me eché un poco de rimel y un labial rojo. Me lavé los dientes. Me cepillé el pelo -aunque de poco sirvió-. 

 8:55. Cogí las llaves de casa, las del coche, el móvil y salí por la puerta. Bajé por las escaleras hasta el garaje, aunque vivía en un tercero. Los ascensores me dan claustrofobia. Arranqué y salí del garaje. Entré en la autovía y coloqué el CD de Rayden que siempre llevaba en el coche.

Tras un poco más de tres horas y media llegué a Madrid. Me dispuse a encontrar aparcamiento por el centro, cosa que parecía misión imposible. Tras 15 minutos dando vueltas con el coche, encontré  aparcamiento. Bajé del coche, me senté en un banco y llamé a Jon. Dos tonos y contestó.

- Dime, Lu.

- Acabo de llegar, ¿dónde estás?

- Estoy en Sol, ¿sabrás llegar? - dijo como si yo fuese imbécil.

- Por supuesto, en cinco minutos estoy ahí. Adiós, feo.

- Adiós, fea.

En el fondo me quiere. Bien, siguiente misión: Averiguar como leches llego a Sol. Tal vez si que soy un poco imbécil -me reí de mi misma-. Vi a un chico de mi edad, con el pelo hacia arriba cual Goku de Dragon Ball, bastante guapo. ¡Anda que no tienes ojo! - pensé.

- Perdona, ¿sabes como llegar a la Plaza del Sol?

- Claro. Mira, sigues todo recto por esta calle y giras a la derecha -dijo sonriendo.

- Muchísimas gracias.

- Ni las des -sonrió de nuevo.

Comencé a andar siguiendo sus indicaciones y en dos minutos me encontraba en Sol. Aquello estaba lleno de gente, pero muchísima. Nueva misión: encontrar a Jon. Está bien, dejo de crear misiones. Mis mas sinceras disculpas. Me dirigí hacia el centro de la plaza y ahí le encontré. Pelo negro con flequillo, ojos marrones y varios centímetros más alto que yo.

- ¡Anda! ¡Pero si has sabido llegar!

Se acercó a mí y me abrazó levantándome del suelo.

- ¿Me has echado de menos? -le dije.

- Por supuesto.

La mejor decisión de mi vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora