Llegamos a casa entre risa y risa y a Laura se le veía contenta de que sus hijos se hubiesen llevado tan bien conmigo, ya que tendrían que estar conmigo como dos años o cosa así.
Al bajar del coche me quedé en éxtasis, vi delante de mis narices un precioso chalet color beige oscuro y con columnas blancas y anchas adornadas de pequeñas piedrecitas que le daban un toque tierno y acogedor.
La casa era considerablemente grande para tres personas,... bueno ahora seríamos cuatro, esta estaba en el centro de un grande jardín donde los árboles lo cubrían todo por sombra.
La voz de Laura resaltó dentro de mi ya que estaba fantaseando.
-¿Te gusta?-se dirigió hacia mi.
-¡Siiii!, me encanta.-dije yo, ya que no estaba acostumbrada a vivir en un chalét y menos tan grande.
Entramos dentro y los chicos me enseñaron todas las partes de la casa, hasta la terraza que estaba en la parte de arriba de la casa y a la que se llegaba por una pequeña y desplegable escalera, y el desván, me asombre mucho al ver que el desván estaba bien cuidado y que había un gran sofá rojo y una mesa con una hamaca.
Instintivamete le pregunte a Nash, ya que mi padre siempre había utilizado el desván para los coches.
-Nash, porque en el desván no hay ningún coche, y hay un sofa, una mesa... -.
-hahahahha-se rió. - ya lo veras luegoo....-.