Canadá no conoce días de invierno, si no te conoce a ti.

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Que no hablen de música, si no han oido tu risa.
Porque no es inocencia apenas la vestimenta de Angus Young si se compara con tus ojos.
Envidia tendría Stephen Hawking si conociera tu coherencia. Pero nunca más que Albert Einstein si descubrieran tu locura.
Porque amor mio; el rock que crean tus pasos al pisar el hormigón de mi bloque al venir, no son nada comparables con ninguna de las canciones de Queen.
Aunque tampoco es comparable la pisada de tus pies al irse, con la decepción que debió llevarse John Lennon ese jodido ocho de diciembre de 1980.
Ni la poesía que crean tus labios al abrirse se puede atar a los mejores raps de Nach.
Aunque para ser justos, debería mencionar que en ocasiones, tu demencia, da sombra a Ed Gein en sus días mas sanguinarios.
Canadá no conoce de días de invierno si aún no ha vivido con tu frialdad en momentos desolados.
Ni pueden decir los habitantes de Sahara que conocen la soledad; si no han pasado un día contigo, para sufrir tu ausencia después.
Pero cariño, a pesar de todo; Bob Marley no tiene ni puta idea de como sienta un buen canuto, si no ha probado tus labios.

Entre VacíosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora