En el trayecto hacia el instituto tuve ocasión de comprobar por mí misma que la tormenta de anoche había sido bastante seria. Un abeto enorme había caído, tronchado por un rayo, destrozando el tendido eléctrico que se extendía paralelo a la carretera y bloqueando completamente uno de sus carriles. Un grupo de operarios trabajaba para reparar la línea, mientras que los servicios de limpieza recogían las ramas que entorpecían la circulación. La tormenta no parecía haber ocasionado daños en el instituto, pero en el parking no había tantos vehículos como la víspera, seguramente por las retenciones de tráfico existentes en las rutas de acceso a la zona a causa del temporal. Encadené la bicicleta en mi lugar habitual y me dirigí a paso rápido al edificio principal.
–¡Rebecca!–.
Me giré por inercia al oír mi nombre y descubrí que quien me había llamado era Ethan Darcey. Cerró su deportivo con la llave manos libres y vino a mi encuentro. Me quedé paralizada en el sitio, aunque lo que me pedía el cuerpo era salir huyendo de allí antes de que me alcanzara. Llevaba el pelo revuelto y húmedo, como si acabara de salir de la ducha y no se hubiera molestado en peinarlo, pero estaba convencida de que no era el caso, sino que era un look elaborado, como todo en su imagen. Vestía unos vaqueros negros y una camiseta gris marengo de manga corta y ajustada que le sentaba bastante bien. Además de ser muy guapo, tenía un cuerpo increíble y consecuentemente me costaba bastante mirarle sin que se notara que me le comía con los ojos. Bajé la mirada al suelo e intenté serenarme un poco para que no se diera cuenta de lo nerviosa que me ponía cada vez que se acercaba a mí. Afortunadamente era buena actriz y se me daba bastante bien fingir indiferencia cuando era necesario. Me alcanzó y se detuvo junto a mí, quizás demasiado cerca, tanto que su agradable perfume me llegó en una oleada, aturdiéndome un poco. Estaba más serio que en las otras ocasiones en las que habíamos hablado y temí que estuviera furioso conmigo, pero si era así, ¿por qué diablos me buscaba de nuevo?
–¡Hola!–le saludé con timidez.
–¡Hola!, ¿podemos hablar?–me preguntó.
Miré hacia la fachada del instituto para alcanzar a ver la hora en el reloj de la entrada, quedaban sólo quince minutos para que comenzaran las clases.
–¿Sobre qué?–pregunté con desconfianza.
–¡Ven!, sólo será un momento–insistió.
Entonces él me cogió del brazo y tiró de mí hacia el bosquecillo que rodeaba el parking. Me dejé llevar, sintiendo la calidez de su mano sobre mi brazo desnudo. No me parecía apropiado esconderme a solas con Ethan entre los árboles, pero no era tan dueña de mí misma como intentaba aparentar como para negarme a acompañarlo, de modo que le seguí hasta detrás de un gran abeto que nos ocultaba de la vista de los usuarios del parking. Se detuvo frente a mí en silencio y me quedé mirándole intrigada.
–¿Y bien?– le pregunté en vistas de que él no parecía decir nada.
–Sé que tú y yo no hemos empezado con buen pie y la verdad es que no sé por qué...–dijo de pronto con una expresión preocupada–. Si te he ofendido de algún modo me gustaría saberlo para poder disculparme, pero has de saber que no pretendía molestarte, te lo aseguro–.
Sus ojos cristalinos recorrían mi rostro con suma atención y provocó que no pudiera pensar con claridad en una respuesta adecuada, de modo que solté lo primero que se me pasó por la cabeza.
–No has hecho nada para ofenderme, simplemente no me dejo obnubilar fácilmente por los chicos como tú–le dije.
Él bajó la cabeza para ocultar una sonrisa de medio lado y luego volvió a mirarme a los ojos con una expresión divertida en su rostro.
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INICIACIÓN. SAGA TRÍADA
FantasyRebecca Dillen , una joven inglesa de diecisiete años, se ve obligada a trasladarse a Portland tras la muerte de su padre. Allí es atraída inexplicablemente al círculo de los Darcey, la élite de su nuevo instituto. Los hermanos Darcey son como la n...