Tom y Julia.

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En una pequeña ciudad habitaba una feliz pareja, Tom y Julia. Tom tenía 18 y Julia 17. Se conocieron en una fiesta de preparatoria hace 3 años, fueron presentados por sus respectivos amigos y pronto coincidieron. Conversaron por un buen rato y así empezó todo. Julia y Tom intercambiaron números telefónicos como normalmente hacen los adolescentes.
Tom y Julia comenzaron a platicar cada vez más seguido, de día y de noche; luego comenzaron a salir y, como cualquier duo de personas que encajan casi a la perfección, eventualmente formaron una relación.
Al principio su relación era bellísima, incluso más que muchas de hoy en día, pero después de 2 años de noviazgo comenzaron los problemas. Tom era celoso, sobre protector y autoritario, cosa que Julia odiaba a muerte. Los celos de Tom comenzaron a ser cada vez más frecuentes pero carecían de justificación, Julia se cansó de los prominentes celos de Tom así que decidió terminar su relación con Tom.
Tom, destrozado y desalmado, a sus 17 años cayó presa del alcohol. Durante las noches frías y silenciosas lloraba por la pérdida de su amada Julia; la quería de vuelta, quería tenerla para siempre, pero no quería cambiar. Al paso de unos meses, 10 para ser exactos, Tom empezó a espiar a Julia. Al principio era difícil seguir las huellas de su amada, pues aún vivia con su madre y debía dar explicaciones del porqué pasaba tanto tiempo fuera de casa, pero ya con 18 años de edad decidió irse de casa y rentar un apartamento sencillo de 2 piezas. Tom abandonó sus estudios para estar al pendiente de Julia desde que salía de casa hasta que regresaba; se aisló del mundo, ahora su mundo era Julia, nadie sabía quién era él ni como mantenía sus necesidades básicas, él era un extraño para el mundo, lo cual era perfecto. Julia entró a cursos de baile hawaiano, pero por su horario de clases asistía durante las noches aproximadamente a las 11:45. Tom estaba ahí cuando entraba, oculto entre los arbustos que rodeaban el estudio de baile, y se encontraba ahí cuando ella salía.
En una de sus muchas noches de sollozo, Tom ideó un plan para que Julia y él volvieran a estar juntos. Bebió 2 cervezas, tomó un palo de metal que tenía en su pequeño departamento y salió a la calle, se paró frente a una camioneta, bajó al conductor y pisó a fondo el acelerador.
Estaba estacionado frente al estudio de baile, eran las 11:40 de la noche y pacientemente esperó la hora deseada.

Hasta que la locura nos separe.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora