Storm Rider III
Todavía les oigo gritar, aún noto el calor fluyendo por mis venas, la electricidad me molesta apenas. Más el sufrimiento de mis hermanos no consigo olvidar.
Su genética no lograba soportar aquello que yo había sufrido. Es horrible, aún lo recuerdo, mis hermanos explotando, el olor a quemado y las vísceras la pared estaban llenando.
Vuelvo en mi mismo y mi novia me saca de mi propio abismo. En la calle, ella me agarra, no quiere que me vaya, incluso me ofrece un detalle.
La luna ilumina mi figura, y la lluvia sacude mi cuerpo, hay tormenta, no existe remedio para mi locura.
Suelto su mano, y corro ignorando su llanto. Sé que le duele, más es por una causa justa que ella no comprende.
Hoy es el día, todos los jinetes asaltaremos el edificio y derrotaremos a la policía. Hoy el caos se reencarna, pues de un todos contra todos se trata.
La tormenta es fuerte, los rayos me acompañan y arrasan a mi camino, consigo entrar en el edificio, hoy he tenido suerte.
Asciendo lo más rápido que puedo, evitando por el camino que alguien me abra un nuevo agujero. Desgraciadamente debo matar, pero son ellos los que en un pasado con nosotros trataban de experimentar.
Mitad de edificio, me encuentro ante mi infancia, puerta de hierro, y esta cerrada, no me hace falta abrirla para saber que detrás viví una infancia torturada. Debo seguir, es arriba donde debo ir, el lugar que debo destruir.
Última planta, el laboratorio de armas, el portón esta destruido, que raro... Será que alguien ya ha subido? Entro en el cuarto, y veo a mi hermano.
Me estaba esperando, hoy terminaría el combate que el último día no pudo ser terminado. Él sólo busca poder, aguantó el tratamiento, y ahora sólo quiere ascender.
Dos hermanos que en su día fueron aliados... Lástima que por el poder hayan quedado enfrentados.
Hoy nacerá el rey, y la tormenta impone su ley. Los rayos destrozan el techo, dejando que la lluvia entre al acecho.
Antes de que el primer escombro al suelo hubiese llegado, la pelea había comenzado. Duelo de golpes y relámpagos, pues con nuestras manos podemos controlar los rayos.
La tormenta ruge y los disparos suenan distantes. Pues en la base se esta librando un mortal combate. Logro quemar su piel, mi mente es más pura que la de él.
Su sonrisa crece, esta claro que de estrategia no carece. Sin embargo golpeé con contingencia, intentando acabar con aquella pelea... Y obvie por completo una tercera presencia.
Mi falso padre disparó una ráfaga, pues al parecer mi hermano lo había meditado y con nuestro padre equipo había formado.
Se acabó, es el final, esas balas ya no puedo esquivar. Es el fin, terminó, al final fue el mal el que venció.
Pelirroja, hermanos, lo siento, os juro que os iba a vengar, más el rey de la tormenta es en un puesto al que ya no podré aspirar. Creo que voy a llorar... Con esta masacre nunca podré terminar.
Nunca pensé que acabaría como la mugre. Cierros ojos, puedo sentir la trayectoria, viene hacia mí. Adiós, queridos hijos. El suelo se llenó de sangre.