Storm Rider IV
Mi vida pasó ante mí completa, mis hermanos, nuestro padre, cuando éramos torturados, y el día en el que huí con aquella tormenta.
Viví sólo, haciendome fuerte, tenía que proteger aquello que amaba, el mundo, no podía dejarlo en manos de la suerte. Luego apareció ella, la mujer más bella... La única persona por la que la vida daría si pudiera.
Nunca pensé que acabaría como la mugre. Cierros ojos, puedo sentir la trayectoria, viene hacia mí. Adiós, queridos hijos. El suelo se llenó de sangre.
El slilencio irrumpe en la escena, hasta la lluvia tiene miedo de hacer ruido, la sangre mancha mis botas, no siento dolor, no entiendo que pudo haber sido.
Ahora lo entiendo... Miro detrás mío, ahí está ella, tiene el abdomen sangrando. Mi padre dispara, y ella abre sus brazos, sabe que soy el único que puede pararlos.
Mi único amor cae herido, su pelo con la sangre consigue pasar desapercibido. Qué he hecho? Por qué me ha seguido? Mi padre camina, por el amor de dios que alguien lo impida.
Carga su pistola, no puedo moverme, estoy en shok. Apunta a su corazón, y mirándome a los ojos pone fin a su vida con un clonk.
Silencio, le voy a matar, juro que lo voy a matar, hasta la última de sus extremidades pienso arrancar. La rabia se apodera de mi, puede que me ponga fin.
Más no importa, ya nada importa, ya no tengo motivación, ahora sólo quiero matar a ese cabrón. La electricidad brota de mi cuerpo, la ira hace que parezca fugado del propio infierno.
Soy un monstruo, una abominación, los rayos se apoderan de mí, soy el dios de la destrucción. Empiezo a perder el control, sufro por dentro, y eso no hace sino aumentar mi rencor. Mi cuerpo se apodera de mi, y finalmente me manda a dormir.
Me despierto en el suelo, estoy en la azotea, y no recuerdo nada, todo ha sido como un sueño. Las llamas cubren el laboratorio, y dos cadáveres calcinados aparecen en medio, definitivamente me he convertido en alguien notorio.
Lo he conseguido, el laboratorio y su crueldad están destruidos. La lluvia aumenta... Esta coronando al rey de la tormenta.
Agarro a mi pelirroja en brazos... Es hora de pagar por todos mis pecados. El combate había terminado, salgo del edificio, se nota el ambiente cargado.
La policía monta guardia más alante. Camino con un triste semblante. El cuerpo aún esta caliente, y mis lágrimas brotan como un torrente.
Camino por un mar de cadáveres, policías o jinetes... al final todos somos iguales. El tiempo se acaba, por cada paso a la barricada me acercaba.
Ya me han visto, más no abren fuego, ya han vivido demasiado este martirio. En mis brazos porto a mi amada, mis lágrimas cubren su rostro, y la lluvia llora un final desastroso.
Llego al final de la calle, asumiré mi castigo, recordadme, pues soy el rey que su reinado más corto ha sido. Soy un jinete, el último jinete, portador de la tormenta, y cumplidor de una última promesa.
Soportaré mi castigo con el único fin de vivir, vivir por ella, cumpliré sus sueños para que así en paz yo pueda ser feliz.
Date cuenta, un mundo mejor es posible... Aún vive el rey de la tormenta.