Aurora (Lucero) abrió sus ojos, escuchando que volvían a tocar la puerta suavemente. Estaba acostada boca bajo con su cabeza enterrada entre la almohada. Ignorando que solamente una sabana la cubría de la cintura a media pierna.
"Señorita..." dijo Florencia del otro lado de la puerta, tocando nuevamente.
"Se puede pasar?" Eran apenas las siete de la mañana que quería esta mujer, ella se preguntaba al ver el reloj sobre su mesita de noche. Dios, su cabeza se sentía como si se fuera a explotar. De pronto todo lo que había pasado la noche anterior se le vino a la mente. El alcohol... y Andrés (Fernando Colunga) que estaba tranquilamente dormido, desnudo y compartiendo su misma sabana.
"Señorita, esta ahí?" Ella golpeo a Andrés. "Mm..." el se removió renegando.
"Unos minutos mas... unos mas." murmuraba. Parecía un niño que se aferraba a su almohada con tal de tener unos minutos mas de sueño. Pero en vez de almohada era la cintura de Aurora.
"Levántese." dijo Aurora en voz baja quitándole la sabana que los cubriera ambos para enredarse ella misma, dejándolo desnudo sobre la cama.
"Y cúbrase por el amor de dios." ella le avienta una almohada.
"Señorita Aurora?"
"Que pasa Florencia?" Botadas... camisa... pantalones. De todo había por el piso esparcido, Aurora tomo la primera prenda que encontró y la aventó contra Andrés señalándole el baño, mientras a el parecía hacerle gracia la situación. El, que tenia mucho mas que perder si fuera descubierto.
"Esta usted bien?" pregunto Florencia preocupada.
"Bien." ella empujo Andrés hacia dentro del baño mientras el la veía con esa misma mirada con la que le había hecho el amor.
"Perfectamente." dijo mirando a los ojos a Andrés antes de cerrar la puerta.
"Dame un minuto." Recorrió la habitación escondiendo todo debajo de su cama, como una niña que acabara de cometer una travesura.
"Disculpe, lo que pasa es que tiene una llamada de la señora Sofía." dijo Florencia viendo que la puerta se abre repentinamente.
"Mi mama?"
"Si. Dice que es importante." Aurora tomo el teléfono que la sirvienta le ofrecía, cubriendo la bocina.
"Gracias. Te puedes retirar."
"Va querer desayunar?"
"No. No quiero nada gracias."
"Con su permiso." La sirvienta se dio la media vuelta desapareciendo.