-Bueno, Julio. ¿Cómo has estado? -habló su psicólogo.
Estaba en su visita semanal, sentado en la misma silla de siempre, rodeado por las mismas cuatro paredes de siempre. Algo cambiaba, la persona que tenía a su lado esta vez era una chica. No sabía su nombre, lo único que decía eran murmullos que no lograba descifrar, su cabello era hermoso, largo, suave, terso y rubio, sus ojos castaños no expresaban nada, no tenían ese brillo común de los humanos y su tez era más pálida que blanca nieves.
-Igual que la semana pasada -respondió sin interés.
Andrés observó la hoja de papel que reposaba encima de su escritorio, tomó el lápiz pasta negro y empezó a escribir en el pedazo de papel. En el escribía las observaciones sobre Julio, pero casi siempre colocaba lo mismo. "Él continúa con su trastorno, no se logra ver ningún avance"
El chico de cabellera oscura no había observado en ningún momento a su psicólogo, en realidad, él no le importaba, sino que estaba concentrado en la chica de su lado. Ella movía su boca, Julio la escuchaba, eran murmullos, pero no lograba entender lo que decía. Eso se sentía horrible.
Nunca había logrado entender lo que decían.
El chico de treinta y tres años ya había notado el poco interés de Julio en su cita. Se incorporó en su asiento, apoyó sus codos sobre el escritorio y cruzó sus dedos. Miró de reojo a la dirección donde miraba su cliente, ahí no había nadie.
Nunca había alguien.
-¿Con quién estás hoy? -preguntó con tranquilidad como siempre lo hacía.
-Es una chica -respondió-, cabellera rubia y ojos castaños.
Comprendió que ella no era real.
-¿Cómo viste? -trató de seguirle la conversación.
Julio la miró.
-Un vestido negro que llega hasta sus rodillas y unas botas de color rojo carmesí -contestó.
No quería seguir ahí, con él haciéndole preguntas, pero tampoco deseaba irse a casa. Ahí era peor.
Quería desaparecer.
Esfumarse.
Morir.
-¿Qué ocurrió esta semana, Julio?
-El lunes fue el cumpleaños de Martha Heiden, el martes en física nos hicieron un examen, el miércoles fórmanos grupos de parejas.
Fue interrumpido por Andrés.
-¿Eres con alguien? -preguntó con un toque de curiosidad.
-Sí -¿había algún progreso en su vida solitaria?-. Matías.
Él no era real.
-¿Quién es?
-Vino conmigo la primera cita.
-Ya veo -era falso, no existía, una fantasía-. ¿Qué más ocurrió? -decidió que lo correcto era cambiar el tema de la conversación.
-El jueves -continuó y trató de no darle importancia al notorio e incomodo cambio de tema-, no ocurrió nada fuera de lo trivial y el viernes algunos de las misma clase que yo tuvieron una pelea con la escuela vecina.
-¿Viste la pelea de lejos o cerca?
-Desde la tercera planta. No me quedé para ver al vencedor, me aburrí.
El castaño suspiro y dejó caer sus manos sobre el escritorio que lo separaba con su paciente. Sus ojos se notaban inquietos, como si estuviese esperando algo. Quería irse y sus ojos los expresaban, con un turbante brillo.
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¿Existen ángeles en la oscuridad? [Gay]
ParanormalJulio Nigthcore. Ese el aclamado y fabuloso protagonista de esta historia, lastima que le guste usar antónimos para subir su autoestima, se lo recomendó su psicólogo. Hay que aclarar que es todo lo contrario. No tiene amigos, mucho menos una novia...