La luz del sol se alza a través de los edificios ya destruidos y viejos de esta ciudad. No sé dónde estoy, ni qué fue de esta ciudad. Cuando todo esto comenzó el mundo cambió; los países olvidaron sus fronteras, los ciudadanos su nacionalidad. Tanto cambió el mundo que hasta su número de habitantes disminuyó. Ya nadie recuerda de dónde viene, ni siquiera yo, o qué idioma hablaba; y aunque el mundo redujo su número de habitantes a unos cuantos miles, yo me siento mejor solo. Todas las noches, sin importar el clima, me levanto de mi catre, salgo del dormitorio, burlo a los guardias esparcidos por el campo y llego hasta la línea divisoria; busco en la maya metálica hasta encontrar el hueco que dejé en mi primer escape. Una vez afuera me escabullo a través del bosque que rodea al refugio y así llego a la frontera de esta ciudad abandonada. Al principio recorría el lugar a pie, pero después encontré un hombbie abandonado y en perfecto estado, e incluso con gasolina. Desde entonces me transporto en ese vehículo militar. Y ahora estoy aquí. Nadie me ve, nadie me molesta y puedo sentarme a pensar en paz. Pero todo eso tiene un límite. No puedo estar aquí por mucho, sólo hasta el amanecer; de no ser así me arriesgo a ser exiliado del refugio.
El calor de los rayos del sol me rodean y me hacen sentir más despierto; me pongo en pie y el espasmo muscular, que estoy seguro que todos han sentido alguna vez, .e hace estirar cada una de las estremidades de mi cuerpo, luego tomo el fusil que siempre llevo conmigo como medida de seguridad y camino hasta la puerta de servicio, la abro y frente a mí aparece aparece una habitación pequeña y oscura con una serie de escalones descendentes que me indican hacia donde ir. Doy un paso y comienzo a bajar los escalones de manera pausada y tranquila. El silencio del lugar es tan denso que casi puedo oír el latir de mi corazón, pero eso no importa, lo que en verdad deseo oír es a una de esas cosas. Pero no hay nada, sólo el eco de mis pasos a través del cuarto. Nunca he visto a esas cosas, pero ahí están, eso lo sé.Una vez hube descendido todo el edificio me topo con una puerta, la abro y me encuentro con un lobby vacío, sucio y parcialmente destruido. Entro en el lugar con el arma en alto, camino a través del lugar y llego a la puerta de salida, me impulso con cautela sobre ella y ésta cede a mi peso, se abre y paso a través de ella. Una vez en el exterior miro en todas las direcciones y me siento seguro parado en medio de esta solitaria calle, pero no puedo quedarme. Miro al frente y encuentro a mi vehículo aparcado frente al edificio, camino hasta él, luego subo y enciendo el motor. Pongo marcha al frente y así regreso a mi vida.
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un mundo destruido
Science Fictiondespués de un misterioso holocausto la poca población de humanos se ve obligada a distribuirse en pequeñas colonias. en una de esas colonias vive dreake, un joven de diecinueve años de edad que se atreve a adentrarse en las ciudades ya destruidas y...