La briza del viento choca contra el vidrio delantero del hombbie mientras los edificios, ya destruidos, pasan tan rápido a mi alrededor que poco a poco se vuelven una mancha lejana en el espacio. La luz solar se vuelve más intensa conforme pasan los minutos. A esta hora la gente ya ha despertado en el refugio y seguramente mi padre me estará buscando para asignarme alguna tarea, y es obvio que no me encontrará por un rato, y también es obvio que eso le pondrá furioso si no le doy una buena explicación que justifique mi ausencia. Tengo que pensar en algo, en una excusa lo bastante creíble para que su furia amimire un poco, tengo que pensar en qué decir con exactitud, en qué palabras le diré y en qué posible efecto puedan tener sobre él. Es algo difícil, por no decir imposible, pero tengo que intentarlo.
Mi mente trabaja a marchas forzadas para tratar de maquinar algo, alguna historia lo suficientemente posible para que mi padre la crea, pero sin importar cuanto me esfuerce no lo consigo. Podría decirle que salí a correr un poco, pero no lo creería, nunca corro; también podría decirle que salí a dar un paseo para conciliar el sueño, pero tampoco lo creería, eso está prohibido; o tal vez podría utilizar la mentira inversa. Podría decirle que salí temprano para buscarlo pero no lo encontré. Eso podría funcionar, pero es arriesgado; ya lo he usado al menos tres veces, y si lo hago corro el riesgo de que no lo crea esta vez. Miro por el espejo retrovisor y compruebo que nada me siga. La calle que se va quedando muy detrás de mí parece vacía, así podría aminorar la velocidad, pero eso me haría tardar más, y de ser así entonces de verdad tendré problemas. En fin, creo que sí utlizaré la mentira inversa, sólo espero hacerlo bien.
Al llegar a una pequeña zona arbolada detengo el hombby, apago el motor y salgo de él; tomo mi mochila y la cuelgo de mis hombros, luego comienzo a caminar a través de los árboles. Avanzo unos metros antes de comprobar mi retaguardia, luego escucho el tronar de una rama en la dirección contraria a mí, Contengo la respiración lo más que puedo mientras escucho una serie de pasos lentos que me rodean; tomo el arma y discretamente quito el seguro, la levanto lentamente hasta tenerla frente a mi pecho, entonces giro con brusquedad y lo encuentro. Un mono de menos de un metro de alto, con el pelo arrancado en trozos circulares por todo su cuerpo, de colmillos filosos y amarillos, de ojos rojos y llenos de furia y con una espesa espuma verde saliendo de su boca. Lo miro a los ojos y el me regreza la mirada. No puedo disparar a mi posible agresor, siento cómo cada parte de mi cuerpo se congela mientras el mono me rodea con lentitud. Lo trato de seguir con la mirada pero se pierde detrás de mí. Contengo la respiración hasta que siento su aliento sobre mi mano, luego escucho sus sonoras inaliciones recorriendo casi todo mi cuerpo. Cierro mis puños con toda mi fuerza mientras me resigno a lo que sé que va a pasar. Ahora sólo espero la primer mordida, pero ésta no llega.
A lo lejos, tal vez menos de lo que creo, una serie de pisadas similares a as de éste mono rompen el silencio, pero el mono que ahora me rodea ni siquiera se inmuta, sólo sigue olfateandome hasta que se detiene en mi mochila, estira su brazo y toma uno de los cordones con la que la sujeto a mis hombros. Al sentir cómo tira de ella un suspiro largo y profundo se escapa de mí y sin hacer movimientos brusco la libero de mí, la dejo caer al suelo y me giro para ver al mono. Éste mira con frustración a la bolsa de cuero que puse sobre el césped y se acerca con precaución, luego intenta abrirla pero no lo logra. Me mira con enojo y hace señas con las manos. Me resulta imposible entender qué trata de decir con exactitud, pero de todas modos me inclino y tomo la cremayera de la mochila, la abro y el mono se lanza sobre ella. Mete sus manos y comienza a sacar todo lo que tengo ahí, y sólo se detiene cuando saca una bolsa de plástico con no sé que cosa dentro. El mono comienza a pelear con el envoltorio hasta que logra romperlo. Del interior saca algo cubierto con papel, lo cubre con sus brazos y comienza a mirarme con un dejo de súplica en los ojos.
- puedes llevártelo.- le digo.
El mono comienza dar media vuelta cuando los pasos lejanos se convierten en un estrepitoso rezonar de pies descalzos. Me giro con violencia y frente a mí aparecen tres monos muy parecidos al anterior que también se detiene. Los nuevos monos no reparan en el tiempo, sólo rugen con fuerza y se abalanzan sobre mí.
El primero está a punto de alcanzarme cuando sale despedido hacia la izquierda, y con él el mono que me encontró al inicio. Ambos monos se levantan y comienzan a luchar con fiereza. El nuevo mono no es rival para el primero, que lo somete en cuestión de segundos, luego lo levanta y lo lanza contra sus otros dos compañeros. Cuando el trio lo mira, éste lanza un sonoro rugido de victoria y estos salen corriendo hacia otra dirección.
- cielos, gracias.
El mono me mira e inclina la cabeza, luego levanta la mano y me muestra la palma. No sé qué hacer, así que sólo coloco mi mano sobre la suya. El mono levanta la mirada, me mira fijamente y se va. Miro a mi alrededor y sigo mi camino hacia el refugio, pero esta vez lo hago con la certeza de que gané un amigo, uno que nunca imaginé, uno que podrá hacerme compañía cuando salga a la gran ciudad. Ha nada importa ahora.
ESTÁS LEYENDO
un mundo destruido
Science Fictiondespués de un misterioso holocausto la poca población de humanos se ve obligada a distribuirse en pequeñas colonias. en una de esas colonias vive dreake, un joven de diecinueve años de edad que se atreve a adentrarse en las ciudades ya destruidas y...