Ella estaba ahí, en esa enorme mesa metálica.Tan fría, tan pálida, tan linda.
Hermosas chicas cantaron mis canciones favoritas.
En el coche fúnebre tocó una banda de Jazz.
Y en el nos fuimos rodando hacia el infierno.
Treinta hombres fueron los que bajaron por ese viejo cementerio.
Solo doce de los hombres regresaron.