Y pasaron tres noches sin que él supiera de aquella mujer, tres noches en las que Daniel necesitó dosis muy altas de cafeína, acompañadas a veces de un cigarrillo, o dos... o tres.
Y a la mañana del cuarto día abrió los ojos, y lo primero que vio al mirar por su ventana fue una bolsa transparente con muchas rectángulos color verde azulado. No tuvo ni siquiera que mirarlos con demasiado detenimiento.. no había duda. Eran chocolates de menta. Los reconoció enseguida.
Dentro de la bolsa encontró una nota escrita con maquillaje barato.
El sabía exactamente lo que significaban aquellas golosinas. Ellos habían usado los dulces cuando estaban juntos como si fueran códigos de formas y colores. Ese color específico en las envolturas de los dulces significaba algo.. Aunque los años habían pasado no lo había olvidado.
Tomó los chocolates y los guardó junto con dinero, una chaqueta, un arma y comida, en una mochila y salió corriendo de la habitación (sin siquiera ponerse zapatos) y subió a su motocicleta.
