Sinopsis

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Sangre...roja y brillante...sangre... Caliente y húmeda... Sangre... Sangre... Mucha sangre...era lo único que veían mis ojos, mi cuerpo estaba tenso, no lograba moverme un solo centimetro, los labios me temblaban, mis mejillas estaban empapadas y por más que lo detestara no conseguia controlar mis lágrimas, no conseguía reaccionar. Si tan solo lo hubiera hecho....
Mi cuerpo quemaba y mi corazón se partía en mil pedazo, el hombre que amaba, aquel de los ojos color esmeralda y sonrisa encantadora, el que brillaba con luz propia. De aquel hombre no quedaba ni la sombra, estaba sufriendo, muriendo frente a mi y yo no conseguía reaccionar, no podía hacer nada, mi cabeza iba a estallar por el golpe que recibi y no escuchaba nada que no fueran los quejidos de dolor que salían de su boca, posiblemente los quejidos eran míos pero a este punto no lograba diferenciarlos. Parecía una competencia sobre quien se quejaba más y sin duda alguna el me iba ganando.
Un golpe en mi mejilla fue suficiente para devolverme a la realidad, los anillos que adornaban la mano que me golpeó solo hacían que el rostro me doliera todavía más. El tan conocido sabor metálico se deslizó en mi lengua, mire esos ojos llenos de locura, los ojos de alguien a quien no pude salvar, de quien alguna vez amé, que alguna vez me produjeron tanta confianza ahora son los ojos de un desconocido, ahora solo provocan en mi puro terror.

-Dime donde está- me sujetó del cabello para que lo mirara directamente a la cara

-Donde mierda está- me grito mientras tiraba de mi cabello, sentía que me lo iba a arrancar pero a este punto ya eso no dolía, escupi en su rostro la sangre acumulada en mi boca

-Donde nunca la vas a encontrar- le dije de forma lenta, suave y clara. Con eso logré que me empujara con fuerza contra una pared cubierta de vidrios, sentí cortadas en mis brazos y espalda un vidrio se enterró en medio de mis costilla, podía sentir como me cortaba cuando intentaba respirar y poco a poco la sangre fue abandonando mi cuerpo.

-Donde la tienes escondida- me dijo de manera tan calmada que me provocó un escalofrío, actuaba como cuando le haces una pregunta a un niño, actuaba como si hace unos minutos no le hubiera disparado a mi marido, actuaba como si no estuviera apunto de matarme a mi.

-No la vas a encontrar- le respondí yo.

-Cariño sabes bien que no quiero hacer ésto, pero si sigues así no me vas a dejar alternativa- me hablo mientras acariciaba mi mejilla con la punta de un cuchillo, de tanto en tanto ejercía presión realizandome varios cortes y puedo jurar que nunca en mi vida había sentido tanto asco como en este preciso momento

-Prefiero estar muerta- le dije con toda la valentia que encontré dentro de mi.

-Te vas a arrepentir de esto. Tu alma se va a retorcer cuando yo la tenga en mis brazos y no puedas estar acá para detenerme- me sonrió, esa sonrisa sarcástica que siempre ponía cuando algo le disgustaba, nuevamente agarro mi cabello y me puso a mirar el cuerpo inerte que estaba a unos metros de mi.

-Nos vemos en el infierno- me susurro en el oído y...ardor fue lo único que sentí, el frío metal se deslizó por mi garganta, no podía respirar, mi pecho se cubrió de algo caliente, de sangre caliente y entonces todo se puso negro.

...

-Lysa dulce Lysa y pensar que las cosas hubieran sido tan diferentes si no lo hubieras escogido a él- mire el cuerpo degollado de la mujer que alguna vez ame, hubiera querido que muriera de otra forma, pero ella se lo busco. Undi mi dedo en su garganta, me unte con su sangre que aun esta caliente y tome uno de los trozos de vidrio que cayeron al suelo, con mi dedo escribi dos palabras, sencillas, claras, "LA ENCONTRARÉ" y con la frase escrita clave el vidrio en el estomago de Lysa, eso será suficiente advertencia para la agencia, no me voy a detener jamás, limpio mi mano en un pañuelo que tenia en mi bolsillo y lo puse sobre el rostro de la mujer tenida en el suelo, me puse en pie y sali de la bodega en la que estábamos, camine por el muelle y me monte en el bote en el que llegué, la niebla me abrazó y me oculto por completo de ojos curiosos, le negrura de la noche era el perfecto camuflaje, a lo lejos de poco en poco van apareciendo las luces de los autos que comienzan a rodear el lugar en el que estaba hace minutos, pobres tontos, les debe doler perder a tres de sus mejores agentes el mismo día pero fue su problema no hacer nada, pudieron salvarlos pero no hicieron nada, estoy seguro de que Lysa y Anthony anunciaron a los superiores que yo planeaba algo, supongo que no los tomaron en serio y ahí están sus consecuencias.
Algún día nos volveremos a encontrar, algún día voy a destruirlos por arrebatarme a la mujer que amaba y sobre cualquier cosa acabaré con todo el que se interponga en mi camino con tal de llegar a ti Nicollet, te lo juro.

OBSESIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora