1|Azulados

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    Esos ojos bajo parpados cansados me miran asqueados. Puedo observar mi reflejo en el escritorio gracias a lo impecable que este se encuentra. Debería fijarme si llevo algo entre los dientes, quizás algún trozo de frijol de la cena de ayer...

Esperen, ¿hoy me lave los dientes?

—¿Qué la trae por aquí, señorita O'Sullivan? —inquiere el Sr. Brown.

—Muy buenos días señor director, ¿cómo pasó el verano? Espero que bien. Estoy aquí porque quería informarle sobre mi nueva idea para la obra, el consejo me ha dicho que antes de presentarla con ellos tenia que discutirla con usted.

    Coloca sus lentes, observa las hojas que le he dado por un momento y me devuelve la mirada, solo que esta vez con el ceño fruncido.

—¿Las rubias también lloran? —pregunta con un tono burlon. Ese es el título de mi obra, se me ocurrió mientras comía un emparedado de atún.

—Es la historia de una jov...—fui interrumpida.

—Rechazada. —declaro de inmediato —. Señorita, todos los años es lo mismo. Debería dejarlo ya.

(...)

    Le doy otro mordisco a mi emparedado de atún. Debo admitir que son mi debilidad, incluso cuando los de jamón le hacen competencia.

—¿Ocurrió de nuevo? —pregunta Sam sentándose junto a mi. Afirmo lentamente con la cabeza mientras doy un largo suspiro.

—Otro año mas mis ideas han sido rechazadas. —le respondo con resignación —. Como siempre. —añado.

—Querida amiga pelirroja, Barney recibirá su merecido más tarde —sonríe. Toma su mochila y la abre, dejando al descubierto algunas herramientas no identificadas por mi cerebro —, he traído el equipo Sam conmigo.

    Le devuelvo la sonrisa. Samanta Carson, una joven de 17 con rasgos de vandalismo y desinterés en la vida. Alta, delgada y de cabellera oscura que le cubre la mitad de su espalda. La pesadilla de la mayoría de los profesores y por supuesto, mi mejor amiga.

    La conocí el primer dia que entre al instituto, hace 5 años. Justo en el momento en que el gordinflón rechazo mi primera idea. A partir de ese momento, Sam lleva desmantelando el auto del director en compensación a su mal trato.

    Desde luego que el director ha tomado ciertas precauciones, no es cosa de un solo año. Para su desgracia, nada de lo que ha hecho ha funcionado.

—Espera —hablo de pronto —, ¿eso quiere decir que sabias desde un principio que no las iba aceptar? —arqueo una ceja en su dirección.

—Vamos Blue, cinco años en el negocio. Barney no puede ir por ahí simplemente rompiendo tradiciones. —responde —. ¿A quien más crees que dejaría sin llantas?

Esto me causa algo de gracia.

¿A quién engaño? Lo admito.

    De un momento a otro me encuentro riendo a carcajadas. Carcajadas que retumban en cada rincón de la cafetería. Algunos de los presentes me miran extraño, otros al contrario, parece hacerles algo de gracia el modo en que rio.

A time of sweet dreamsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora