Y ahí se encontraba ella en compañía de sus amigas, en un bus que se dirigía a su casa, estaba cansada, pero sonriendo; minutos después se subió él, quien, a pesar de haberlo visto ya años anteriores cerca del lugar donde vivía, le parecía como si era la primera vez que lo veía, prácticamente sintió uno de esas "atracciones a primera vista", no sabía qué le había gustado más, si su sonrisa, su delicada barba o su manera de vestir. Sí, estaba demasiado interesada en su físico, lo cual no era del todo bueno, pero le atraía y era inevitable tratar de hacer algo para tan siquiera llamar su atención. Entonces, se decidió... avanzó hasta estar casi a la par de él, sin embargo, fue en vano, ni siquiera la miró, o si lo hizo, no le importó. Incluso se bajaron del bus al mismo tiempo, ella creyó que esa sería la oportunidad, tan siquiera una sonrisa le bastaría, nuevamente, no pasó lo esperado.
Los días pasaron, vivían tan cerca, demasiado cerca, a menos de 2 minutos de distancia. Por una parte ella anhelaba encontrárselo en las esquinas, y quizá cruzar miradas, nada de eso sucedió en los próximos días. Fue hasta aproximadamente un mes después el primer, por así decirlo, "momento" en el cual ella sintió que él se fijaba en ella. Fue rápido, apenas la miró por unos segundos y le lanzó una media sonrisa, la cual para ella significaba mucho, para él, nada fuera de lo normal.
Y fue esa sonrisa, ese pequeño cruce de miradas que la mantuvo entusiasmada a salir casi todas las noches a la misma hora para verlo, esperanzada con que pasara algo más, tan siquiera un saludo, algo que la mantuviera más cerca de él. Las cosas pasaron lento para a la misma vez tan rápido. Los siguientes días pasaba a la par de él, éste trataba de conquistarla con miradas y sonrisas, mas no sabía que no tenía que hacer ni el mínimo esfuerzo para lograrlo. Por supuesto, ella quiso tomar la postura de "difícil", haciendo caso omiso a sus insinuaciones "indirectas", pero sabía más que nadie que no podía evitar sentir cierta emoción tan siquiera con verlo ahí, sentado.
Poco a poco las miradas fueron aumentando, las sonrisas igual, hasta que un día él se dispuso a saludarla de una manera más directa, este momento para ella significó todo, no dejaba de pensar en él al dormir, en su sonrisa, en su voz, estaba tan entusiasmada y se sentía tonta a la vez por sentirse atraída de alguien a quien apenas conoce, por su físico, quería evitarlo pero no podía, ¿quién podría evitar sentirse de esa manera? Toda su vida se había dedicado a pensar y creer que el interior es lo importante, pero este chico cambió eso en cuestión de minutos, segundos.
Finalmente, recibió una solicitud de amistad de él, sentía que tenían una conexión. Indudablemente lo aceptó y le sorprendió que no habían pasado ni 3 segundos cuando él ya se había dispuesto a mandarle un mensaje. Al responderle, esperaba que él volviera a sorprenderla con una respuesta inmediata, sin embargo, eso no ocurrió. Se quedó esperando durante varios minutos pero respondió hasta el día siguiente. "Quizás él quiera hacerse el difícil, el interesante o misterioso".-pensó.
Las conversaciones siguieron avanzando, él continuaba respondiendo tarde y ella inmediatamente. Tenía meses de no sentir esa emoción y atracción por alguien, ya incluso había olvidado lo que se sentía pero él cambiaba completamente todo, con pequeñas palabras o gestos. Fue luego de unos cuantos mensajes cuando por fin, quedaron para verse y estar un tiempo juntos, el mismo día en la noche se juntaron cerca de donde viven, esa era la ventaja, podían salir rápidamente y verse. Y fue en ese primer encuentro en el que se besaron, ella no podía creer lo que estaba sintiendo, fue similar a agitar una coca-cola y abrirla de inmediato, sus emociones, sus sentidos, sus sentimientos incluso, todo lo que estaba dentro de ella se había alineado para hacerla experimentar algo extraordinario, algo nuevo.
Ella 17, él 22. Sí. Comprendía que ya era mayor, que ella ni siquiera tenía la mayoría de edad, aún así, sólo quería verlo, quería continuar con eso, eso que la hacía re-configurar sus modelos mentales. Y así pasó, siguieron viéndose, pero no de la manera en la que ella se lo esperaba, así como los encuentros aumentaban, los intereses también. Pasaron aproximadamente un mes viéndose 4 veces a la semana para besarse, todo oculto, a escondidas. No le molestaba, pues, sabía que de ninguna manera le permitirían verse con alguien mayor por lo cual decidió continuar con todo.