Capítulo 2:Inicio.

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We can dance, until we die, You and I, will be young forever...

No sabía exactamente que era lo que le había despertado, suspiró con cansancio mientras se frotaba los últimos restos de sueño de sus ojos, fue entonces cuando sintió el incesante zumbido del teléfono móvil en la mesilla de noche. Gimió con frustración, era domingo por la mañana... necesitaba dormir, juró por Dios que si era Blaine iban a tener una animada conversación sobre "domingos por la mañana y llamadas telefónicas", con un suspiro recogió el teléfono frunciendo el ceño al observar el identificador de llamadas y ver el nombre que se reflejaba en él, Cooper, cogió el teléfono y lo acercó a su oreja, fue a decir algo, pero fue recibido por un muy angustiado Cooper Anderson.
-¡KURT!- suspiró con alivio el joven, desde la otra línea - ¡Oh Dios mío, Kurt! dime que Blaine está allí, por favor- rogó el joven por teléfono. El joven Hummel sintió la sangre helarse y el corazón dejar de latir en ese mismo instante, cuando fue capaz de reaccionar apretó el teléfono más fuerte contra su oreja, -¿cómo que aquí, Cooper?- preguntó con voz entre cortada, de pronto se le hacía muy difícil respira. -Cooper, ¿qué se supone que está pasando?- Exigió saber -se supone que Blaine debería estar allí desde ayer al medio día...-Terminó, sintiendo como una poderosa sensación de miedo le invadía el alma.
Cooper, al otro lado de la línea rompió a llorar, rompió a llorar, Kurt nunca había visto a su casi- hermano en ley llorar, pensó distraidamente, aún aturdido por los acontecimientos.
-Cooper- Intervino, una vez que se vio capaz de reaccionar- ¿qué ha pasado?- Preguntó mientras sentía una poderosa sensación de rabia invadirle el corazón -Se supone que tendrías que haberlo recogido del aeropuerto...¡por el amor de Dios, Cooper! sabes muy bien como están las cosas por ahí.. atracos, crímenes de odio, as-...-Decía, siendo interrumpido por el joven actor, quien había detenido su llanto minutos atrás. -Lo sé, Kurt, lo sé y lo siento...me surgió algo, lo sé... soy un maldito egoísta... lo siento...- dijo el actor tras la otra línea, volviendo a explotar en llanto.
-¿¡Algo importante!?- preguntó el joven ayudante de Vogue montando en cólera -¿Qué se supone que había más importante que tu hermano pequeño, eh?- Preguntó, suspirando para aplacar su ira.
-Cooper, llama a la policía, yo comprobaré si facturó o no y llamaré a la policía de aquí a ver que dicen. - Dijo el joven, manteniendo una falsa tranquilidad, que solo duró hasta que su angustiado hermano en ley colgó el teléfono.
Kurt Hummel sintió toda su vida desmoronarse como un castillo de Naipes, levantó el teléfono y se dispuso a llamar a la policía, buscando al único gran amor de su vida.
Los siguientes días, fueron una falta de definición en la vida del joven, policías yendo y viniendo, la familia Anderson llorando en su salón, los Anderson y los Hummel-Hudson al lado del teléfono esperando una llamada que nunca llegó, miles de pistas que no llevan a ningún lado... Finalmente, la vida de los Anderson-Hummel desmoronándose, un maltratado cuerpo había sido encontrado en un sucio vertedero...
Fue ahí, en ese preciso momento, cuando la vida de todos se rompió, los sueños e ilusiones que reservaban para un futuro habían muerto, con él... Abrazando una foto del pelinegro lloró, lloró por él, por todo lo que no van a poder hacer juntos, lloró por todas las ilusiones robadas, por la vida arrebatada, por las injusticias de un mundo que no comprenden lo que es amar, lloró hasta quedarse dormido, con la feliz idea de que quizás todo esto era un sueño y que puede que mañana despertara y todo sería igual, Blaine le aguardaría, abrazándolo contra su pecho, besándolo, sin preocupación alguna, sin odios, prejuicios,sin crímenes de odio... el mundo ideal...

A miles de kilómetros de allí amanecía un día frío y húmedo, de marea alta, claro que ese dato era irrelevante para Isabella Priestly, quien había decidio trasladarse del que durante toda una vida había sido su hogar en Santa Cruz, dónde se había enamorado, dónde había tenido a lo más preciado de su vida, sus hijos, dónde los había criado, dónde había perdido a su esposo e hijo pequeño...Se había trasladado a los Ángeles en busca de una oportunidad para poder pagar todas las facturas médicas a las que debía hacer frente tras la muerte de su esposo, Tom, y de su hijo pequeño, Danny... esa oportunidad había llegado en forma de un puesto como enfermera en una pequeña clínica de caridad, en uno de los barrios más marginales de la ciudad.
Bella suspiró con cansancio, la vida se había vuelto tan patas arriba en solo unos meses... habían perdido a dos de las personas más importantes de sus vidas, habían perdido los ahorros de toda una vida... Boaz se había visto obligado a dejar sus estudios para ponerse a trabajar...
Y aquí estaba ella, en la deprimente recepción de la pequeña clínica esperando a por uno de esos casos de hipotermia que sufría cualquier pobre sin hogar... suspirando casi con alivio al no verse en esa situación, al tener un pequeño apartamento rentado al que podían llamar "hogar"...
-¡Varón!- se oyó el grito de un paramédico desde la entrada principal- diecisiete o dieciocho años de edad aproximadamente- continuó empujando una cutre camilla, sacando a la enfermera de su ensoñación. Bella se sorprendió al ver a un par de paramédico por aquí, pero su sorpresa se esfumó al pensar en que a veces esto pasaba, un grupo de paramédicos solían hacer patrullas por la ciudad prestando atención primaria a los enfermos sin hogar, y casi siempre su recorrido acababa aquí...
Se acercó rápidamente a la camilla para encontrar a un pequeño joven tendido en ella, ensangrentado, con feas contusiones por todo su cuerpo. La anciana sintió removerse algo dentro de ella, era solo un niño, un niño herido que solo necesitaba amor, rezó, rezó como no lo había hecho desde su gran pérdida, rezó para que ese niño se pusiera bien.... Levantó la vista de la cara del niño para encontrarse con el arrogante rostro del Doctor Smith, quién se disponía a entrar al joven a una pequeña zona de consultas, Bella sintió rabia apoderándose de ella, -¿qué se supone que está haciendo, Doctor Smith?- Preguntó - no puede entrarle ahí, necesita un hospital, uno de verdad, con más recursos, para que se ocupen de él- terminó con una mezcla de desesperación y temor en su voz.
El médico soltó una risa arrogante, y volvió su atención a la enfermera, -Por favor, Isabella...- comenzó con fastidio evidente en su voz - es solo un sucio y asqueroso mendigo- continuó con una mirada de asco dirigida al chico- no durará más allá de esta noche...¿para qué molestarnos?- preguntó, entrando al chico encamado a la pequeña consulta. La enfermera se quedó allí, intentando aplacar su temperamento, no fue hasta cinco minutos después cuando se dispuso a entrar al habitáculo, dispuesta a decirle un par de cosas al doctor, pero siendo recibida por una triste y vacía habitación, tan solo con una cama y un pequeño joven allí, esperando ser amado.
Cuando por fin consiguió aplacar su ira, se acercó al joven cogiéndole su mano, acariciándola con ternura dejó un pequeño beso en ella.
-Te vas a poner bien- Le susurró con determinación la mujer - voy a cuidar bien de ti.. y aunque sea un camino lleno de baches estaré ahí, contigo, a cada paso que des, ¿entiende?- afirmó la mujer al oído del chico. Y así lo hizo, lavando y vendando cada herida, cada golpe, cada contusión que adornaba el cuerpo del muchacho, con el firme pensamiento de que había perdido a Danny, pero no se iba a permitir el lujo de perder a este chico también.
Fue justamente ahí, ese 5 de Febrero de 2012 cuando Blaine Devon Anderson había fallecido, a los diecisiete años de edad, ante los ojos del mundo, devastando a todos cuantos le amaban. Fue ahí, ese 5 de Febrero de 2012, cuando Johnnie Priestly había nacido, llenando de nuevo de ilusión el corazón de una madre destrozada, la que había jurado, minutos antes, proteger, cuidar y sobre todo, amar a un pequeño joven que la había cautivado sin tan siquiera una mirada...

Teenage Dream (Glee/Klaine).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora