Le costó cinco segundos salir del trance. No sabe qué pasó exactamente, sólo pudo ver caer a KyungSoo. Sólo pudo ver sangre. Su nombre escapó en un gritó. Todo era rojo, como su sangre esparcida.
Sus piernas recobraron la fuerza y sus brazos se apresuraron a tomarle entre ellos. Levantó su cuerpo y le acunó entre sus brazos. La sangre manchaba su blanca camisa de oficina. KyungSoo estaba 'perdido en el conocimiento'.
-JongIn, ¿qué está pasando?- llevó una mano a su vientre bajo y sólo pudo sentir la humedad viscosa de la sangre.
-Nada, todo está bien.- No podía mirarle a los ojos, aún sabiendo que el otro lo hacía. No tenía tanta fuerza espiritual.
-JongIn, tengo una cita con la ginecóloga. ¿me acompañas?
-Claro, sólo no duermas, ¿si?- la respuesta era una súplica disfrazada en una frase complaciente. Sus brazos le levantaron con delicadeza, Unos brazos se envolvieron en su cuello y un rostro se enterró en su pecho. Sus piernas les sostuvieron, avanzó con rapidez y delicadeza, no quería que sus toscos pasos causaran más daño.
La puerta fue cruzada, pero ningún taxi se acercaba. Su auto estaba en el estacionamiento de su oficina. Nada estaba a su favor. Como medida desesperada, le aseguró entre sus brazos y caminó paso a paso al hospital más cercano. Aún en el camino, ningún auto se acercaba.
Los ojos de KyungSoo se cerraban, el dolor era insoportable y el viento soplaba en su contra.
-JongIn.
-Dime
-Hoy fui de compras y vi un baberito blanco. Cuando termine la consulta iremos a comprarlo, ¿verdad?
-Si, compraremos todo lo que quieras. Todo lo que nuestro bebé necesite.- Hubo silencio, sólo el viento hablaba.
-JongIn... tengo miedo.
-No temas. Todo va a estar bien.
-¿Lo prometes?
-Lo prometo.
JongIn siempre ha cumplido sus promesas. Nunca le ha mentido. Si él decía que nada pasaría y que todo estaría bien, es porque así sería. No hay que temer porque cree en las palabras de JongIn.
Al llegar al hospital fueron atendidos en emergencias, las enfermeras se llevaron a KyungSoo en una camilla mientras JongIn esperaba con la camisa manchada de anhelo y tristeza.
El tiempo es perezoso y manipulador. Su periodo sólo pasa cuando este lo desea o cuando le apetece deleitarse con alguna escena de algún producto equis. Es cruel. Al igual que todas las personas que observan la desdicha sin acercarse en ayuda. Es cruel porque cuando las cosas se tornan dolorosas y oscuras, se detiene y decide avanzar como un caracol. Pero cuando las situaciones son de gozo y dicha, decide pasar en un santiamén. Es cruel.
Es cruel y pesado como esas horas en aquella sala de espera. Es cruel como esas palabras de la doctora. Es cruel como ver una y otra vez la imagen de esa caída. Es cruel.
"Ya nada queda."
Pasó la noche en vela, con sus manos protegiendo las de KyungSoo, con la camisa manchada y el rostro empapado. Pasó la noche entre recuerdos y lamentos. El día llegó, pero las palabras no.
KyungSoo apenas abría los ojos, la resolana de la inmaculada habitación le nublaban la vista. Al ver a JongIn sentado, con los ojos cansados y bañado en carmesí, entendió todo.
-JongIn...- el alto sólo movió su cabeza mirando en dirección contraria. Las palabras aún no llegaron.
-Dime qué está pasando. Dime por qué no estamos en casa.- La doctora entró sin avisar, al ver a KyungSoo, le dió la sonrisa que más odia en el mundo.
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Where are you? I'm here.
RomanceIncluso si tu amor me "arruina y me hiere" para mi, sólo eres TÚ. Mi amor comenzó contigo y terminará contigo. Estoy esperando por ti, aquí...