TIMEBOMB | Fanfiction Wigetta (Suspenso)

- TIMEBOMB Prólogo -

Aclaración: Esto es el prólogo, es por eso que los diálogos y la forma de narrar está puesto así... más adelante, todo vuelve a la normalidad. Bienvenido a Timebomb ^^

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El tiempo es necesario, es difícil de no quitarlo en tu vida. El tiempo, es aquello que pasa de diversas formas en tu vida, tú eres el que decide como gastar las horas en tus acciones.

El tiempo, ¿no? es aquello que puede llegar a ser agobiante para las personas, pero nunca deja de ser importante... está conformado por los segundos, por los minutos, por las horas. Y su duración, pues no te creerás que su duración es diferente en su totalidad. Porque no es así, tú eres el que le da la intensidad necesaria a los tiempos que te tomas, ¿sabes por qué? tú eres el que decide si un segundo puede durar un miserable segundo, o tú eres el que puede decidir si ese segundo, lo congelas como si durara mil horas.

Hay momentos que no puedes controlar, solo sigues tus instintos. Las decisiones siempre traerán consecuencias, no solo para ti, sino para el mundo porque así es como se hace un universo: con infinitas decisiones que hacen del presente

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Con Vegetta vivimos tantas aventuras que no daba abasto ni siquiera para una sola hora, pues con él habíamos recorrido tantas cosas juntos que no eran fáciles de contar una por una. Todo había comenzado cuando le había hablado para ver si quería mudarse junto conmigo a Los Ángeles, que sí, que él siempre había sido un amigo cercano pero, él había sido una de las últimas opciones... le había preguntado a Alex y a otros amigos, que compartían muchas cosas conmigo, pero ninguno terminó por aceptar ese nuevo comienzo, y ufff que suerte que tuve que todos me rechazaran aquello. Sabes, hay gente que dice que las cosas pasan por algo, sea hasta la más simple todo repercute en todo lo que resta, ¿te imaginas qué habría sido de mí, si Alex hubiera aceptado vivir conmigo? nunca habría conocido del todo a Vegetta, sus manías, sus costumbres y cosas que se notaba que le enseñaban desde que él había sido solo un niño, no existiría nuestros proyectos como los libros y tantas cosas... nunca habría conocido lo que era tener a un amigo que estuviera día a día, y... jamás habría conocido del todo lo buena gente que es que ha sido conmigo desde que se había mudado.

Entonces sí era cierto que, cualquier decisión que se tomara siempre tendría sus consecuencias, pero a veces me pregunto, ¿seguiría siendo feliz donde en una decisión nunca hubiera tomado en cuenta a Vegetta? probablemente hoy no estaría con estas ganas de abrazarlo ya, él vendría a nuestra nueva casa en Barcelona. El tonto de Vegetta, siempre me tomaba en cuenta en todas sus decisiones, en todas las cosas que hacía y si había alguna que era algo que involucraba para él, entonces me preguntaba por mensajes qué es lo que yo haría... era agradable eso, que tomara en cuenta mis opiniones y ver qué decidía, que muchas veces no tenían caso. Una vez le envié "Tú Vegetta... hoy no te vayas de fiesta con tus amigos, que mañana tenemos que pensar qué hacer con las firma de libros", ¿y sabes qué hacía? el tonto me enviaba fotos con Frank o Abel, o alguno de sus amigos sosteniendo un vaso lleno en su mano. Cuando lo hizo solamente dejé su mensaje en visto, y me dedicaba a hacer otra cosa solamente para ver como luego me enviaba emojis llorando, o alguna tontería como "Willy no está, Willy se fue, Y Vegettita que va a hacer...". Me conocía lo suficiente, sabía que era las tonterías que más me hacían reír, pues apenas me enviaba un mensaje era muy fácil de leer aquello con su voz en mi mente, su voz tan característica de él y su "tengo voz de caricatura", eso sí era gracioso de leer... cuando se cabreaba y yo explotaba al imaginarme su voz cabreada.

Cuando estábamos en Los Ángeles, recuerdo la primera vez que bajábamos las cosas, por suerte el lugar donde nos habíamos quedado durante todos esos meses, pues ya estaba amueblado, diferente a donde sería nuestra nueva vida juntos, un lugar repleto del eco y tan vacío... era acojonante pues todo hay que decirlo, el más mínimo ruido sonaba como si lo tuviera justo a dos pasos de mí.