Capítulo I

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El Olimpo estaba celebrando, el nacimiento de los primogénitos de Zeus era el mayor evento jamás pensado.

El templo se veía repleto de deidades bebiendo y aplaudiendo al todo poderoso Zeus, el los libero de la tiranía de su padre junto con sus hermanos eran los Dioses más poderosos de Grecia. El Dios mayor avanzo al la cima de las escaleras junto a su esposa Hera, la diosa del matrimonio y la venganza. Juntos hacían todo un dueto de poder, su mujer poseía de cabello lacio y castaño hasta las caderas, su cuerpo estaba cubierto por un vestido azul lleno de piedras preciosas. En si era de las Diosas más hermosas que existían.

- El nacimiento de mis dos hijos ha traído una nueva luz a nuestros cielos - dijo Zeus acercando a sus dos hijos recién nacidos al podio- Hemos decidido nombrarlos Ares y Lysander.

Junto a él apareció el oráculo, tres brujas de aspecto terrorífico se acercaron a los mellizos para otorgarles su bendición. Así los Dioses adquirían su simbolismo, en base a la visión del Oráculo.

- Ares será un joven valiente y temerario, será mejor conocido ante todos como el Dios de la guerra. - dijo una de las brujas mientras acariciaba la frente del bebé.

El matrimonio se sonrió mutuamente sabiendo que su hijo sería un guerrero.

- ¿Y Lysander? - preguntó Hera acariciando al pequeño recostado en sus brazos.

Las brujas miraron fijamente al pequeño de ojos azules y exclamaron al unísono.

- ¡Él es! - se acercaron al pequeño que bostezaba en brazos de su madre. - La profecía así lo dice. Él unirá la tierra junto con el cielo y vendrá la Paz.

La multitud quedo en murmullos preguntándose si era posible eso, Zeus no lograba comprender lo que las brujas insinuaban.

- ¿La tierra con el cielo? Ni yo mismo he logrado hacerlo, es imposible. - dijo Zeus acercándose a su pequeño y jugando con sus dedos. - Pero si así fuera, mi pequeño por fin traería la paz a los humanos.

- Como esta dicho será, pero solo él decidirá las influencias exteriores podrán hacer que pierda el camino y es muy difícil retomar, pero donde el mar y el prado se unan reinará la paz.- sentenciaron las brujas desapareciendo de su lado.

El hermano de Zeus se acerca junto con su esposa, su nombre era Hades el dios del inframundo, tenía cierto parecido con su hermano mayor, ojos azules, cabello azabache, pero este poseía una barba más al ras. Y el nombre de la esposa era Perséfone, de belleza despampanante, cabello negro sujetado por cadenas de oro, piel bronceada y ojos tan claros como el ámbar.

-Hades, mi primogénito irá contigo, me temo que aquí no podremos enseñarle el arte de las batallas, quiero que lo entrenes de la misma forma que te entrené a ti.- dijo Zeus depositando al bebé en los brazos de la esposa de su hermano.

-Ares será la perfecta compañía para nuestro pequeño Zarek- dijo Hades acariciando el abultado estómago de su mujer. - ¿Qué pasará con Lysander?

-Será entrenado por mí y Poseidón. Cuando regrese de donde quiera que se metió.

- Es un alma libre, es tan difícil de encontrar como un diamante en cristal.- dijo Hera mirando al trono de Poseidón.

- ¿Puedo contar con que entrenarás a Ares de la forma que pido querido hermano?

- Por su puesto, al fin y al cabo ¿Qué tan difícil será entrenar a un Dios?

Muchos siglos después habían pasado.

Lysander se encontraba en una de las fiestas que organizaban los jóvenes del olimpo, llenas de licores, diosas, semi diosas y ninfas. Casi todos los días que no iba a entrenamiento eran así, se llenaba de placeres carnales que no lo satisfacían en nada. Al ser un Dios no tenía la misma capacidad sensitiva de algún otro ser, había investigado durante décadas intentando comprender que era ese sentimiento de vacío, quería comprender la vida, como algunos mortales la llamaban.

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⏰ Última actualización: Sep 01, 2018 ⏰

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