Prologo

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«"¿porqué siempre poseía esas enormes ganas de llamar mi atención?»

En un lugar sumergido de dolor se encuentra el caballero de los ojos azules, tan sereno pero a la vez con una semejante explosión de sentimientos alterados y siniestros, enemigos por todos lados y por sí menos fuera un alto índice de probabilidades de ser el dueño de aquel hospital en donde trabajaba, no parecía de su época; más sin embargo se adaptaba, su pequeño pero a la vez fuertecito cuerpo le eran lo más grande que el había conocido. Se amaba a sí mismo y eso le agradaba, entonces simplemente no era deseable para el comenzar un día con el pie izquierdo -aunque siempre fuera así- El caballero Louis Tomlinson de maravillosos pero no muy notables encantos intenta descubrir a mitad de la noche como es que una persona a logrado llamar su atención en un cafetería, entonces llama a su cerebro repetidas veces para por lo menos suponer ideas de como olvidar a aquel joven que apenas sus ojos se posaron en el y sus deseos de tenerle eran incontenibles y realmente, le parecía bastantes abrumadores ya que las relaciones son entre mujeres y hombres según lo dictaba la sociedad pero «¿qué más daba?"» el ocultaba cosas aún peores que su gusto por los varones desde el preescolar e incluso antes del comienzo del mismo.
Trato de asimilar sus sentimientos en un baúl sucio en su cerebro donde guardaba recuerdos gratos y es que, hacia tanto que no se sentía así, así de soñador y en busca de algo.

Louis tenía una vaga pero a la vez bizarra idea sobre como encontrar a un desconocido, recurio a la literatura y la filosofía e incluso pregunto a los viejecitos del hospital que hacer cuando tienes la perfección frente a ti

Pero nadie sabía como, ni si quiera el.

Romeo, yo no soy tu Julieta » LarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora