Elevo su mirada con seriedad y, luego de un profundo suspiro, comenzo a hablar.
-Sabes... Yo no quiero odiarte, juro que no quiero, pero hay algo en ti que me irrita. Tal vez es el saber que no le importas a tu familia, ni a nadie, o tal vez el hecho de saber lo poco que vales. Tal vez me causa gracia y la necesidad de burlarme el hecho de que no tienes amigos y, que aun sabiendo que nadie te quiere, sigues amando a quien te lastima.- comento riéndose amargamente- Tal vez me irrita el saber que eres tan débil y patético, o tal vez simplemente es tu repugnante personalidad, la que no tolero. La verdad es que no puedo evitar odiarte, eres tan insignificante, gordo, feo, insoportable.- comenzo a elevar su voz con furia, la cual retumbaba sobre las paredes de la casa vacia- Se que no quieres ser así, pero lo eres y eso no lo soporto. ¡¡¿Es que acaso no hay manera de que cambies?!! - suspiro tratando de calmar su furia, apretando los puños y con un ojos cristalinos colmados de lagrimas que querían escapar- ¡Deja de llorar! ¡¡¡NO LLORES!! Se que tal vez si cambias puedo quererte pero deja de ser tan débil, tan estúpido... ¡¡TAN TÚ!!- comenzo a llorar y sin aguantarlo mas extensiones el brazo en forma de puñetazo, rompiendo así aquel espejo en miles de pedazos. Su mano sangraba, pero sin prestarle atención tomo un trozo de ese vidrio quebrado reflejandose nuevamente. - Créeme, no quiero odiarte, pero mereces mi odio.
Y sin mas, tiro el vidrio al suelo y se marcho de aquella habitación, odiandose profundamente.
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Corazón roto
PoetryVarios versos para las almas desamparadas y solas, lastimas y heridas. No están solos/as...