Capítulo 1

23 1 0
                                    

Termine mi labor en los laboratorios, los militares me están escoltando de vuelta a mi habitación.
En poco tiempo llegamos a la pequeña habitación en donde me paso encerrada desde que tenía 12 años, es bastantes aburrido estar aquí noche y día sin poder ver nada más que las paredes a mi alrededor y esa pequeña cama, más aparte ese horrendo uniforme gris que me hace aborrecer este lugar un poco más.
Pasar los días aquí es el mismísimo infierno solo tengo contacto con el personal del área (Que por cierto no es algo que me incomode del todo) nada de internet, ni tecnología ya que dicen que puedo ser un tanto peligrosa si llegó a hacer un movimiento en falso. Cualquiera diría que no soy "peligrosa" al juzgar por mi aspecto; mi cabello es largo hasta la cintura de color café un poco claro, mis ojos son azules con pestañas largas,mi complexión es un tanto delgada y mi estatura es pequeña, después de esta larga introducción les hablaré del porqué estoy aquí: Cuando era pequeña descubrieron que podía controlar sistemas de cómputo, indagar en la cabeza de otras personas en resumen puedo ver todo lo que pasa por la cabeza de alguien, puedo controlarte, hackear cualquier dispositivo electrónico, y lo último pero no menos importante es que no tengo sentimiento alguno, puedo matar a alguien sin sentir  algún remordimiento, nunca he querido a alguien, tal vez ni si quiera sé el significado de las palabras amar o temer, ellos dicen que todo lo que he llegado a sentir son impulsos, como si yo fuera una maquina ya programada, esa fue la teoría que por mucho tiempo pensaron, en donde yo estaba hecha a base de circuitos o algoritmos, con el tiempo se dieron cuenta que a pesar de que mis sentimientos fueran nulos había otros que se hacían presentes, como el enojo. También descartaron esa misma teoría por que me cansaba como cualquier otra persona y en dado caso que yo fuera una maquina debían saber que las maquinas no tienen desgaste o cansancios alguno, solo compras nuevas piezas y le das mantenimiento y siguen actuando de la misma manera, debido a eso pensaron que era un riesgo para la sociedad y están en lo correcto.
Por ejemplo cuando estaba en la primaria una niña jalo mi cabello, me enoje bastante he hice que la niña se golpeara varias veces contra la pared pero solo fueron unas cuantas veces hasta que empezara a llorar, al principio no podía controlar el manipular a otros, era como un impulso de mi mente que ni yo misma podía frenar, con el tiempo aprendí a usar eso a mi antojo y parecer, he aquí la otra razón por la que mi familia acepto que me mantuvieran aislada, así que creo que ese es el porqué les tengo un poco de resentimiento, nunca hicieron nada para que pudiera estar con ellos... "Trabajo" aquí en el área, mejor dicho soy su maquina y los ayudó a encontrar hackers, soluciones a problemas de la sociedad, encontrar criminales, inclusive apoyar en algunos interrogatorios para saber si dicen la verdad o no y sirvo como una máquina de destrucción en la guerra, sé que en cualquier momento puedo escapar de aquí, pero no quiero, no lo siento correcto. Las personas o la sociedad, como prefieran llamarlos siempre me tacharon por una amenaza o anormal así que supongo que si no me involucró o me mantengo alejada no les podré hacer daño, no los incomodare o algo por el estilo...

Eran las tres de la madrugada y como de costumbre no podía dormir, estaba aventando una pequeña pelota hacia la pared y está por inercia regresaba a mi mano, tenía mis pies cruzados y mi cabeza reposaba en la incomoda almohada.
Escuche paso dirigirse a mi celda, seguramente eran los oficiales que necesitaban de mi servicio más que ayuda para encontrar a alguien. A ellos no les importaba que hora del día fuera yo como por compromiso o deber tenía que estar dispuesta a ayudarlos las 24 horas.
Alguien quitaba las cerradura de mi celda o como ellos la llaman "habitación", me quede acostada como si nada estuviera pasando, pensé en hacerme la dormida solo por diversión ya que los generales se veían muy graciosos al regañarme, al final solo actúe con indiferencia y seguí jugando con mi pelota.
Escuche entrar a dos personas, al juzgar por la silueta que se hacia con la luz de afuera y lo obscuro de mi celda eran dos señores muy altos, en ese momento pensé levantarme y ver que era lo que buscaban, por que evidentemente no eran ni el general Barnes ni el general Richardson hasta que ví una tercera sombra un poco más pequeña y delgada. Aventé mi pelota unas veces más hacia la pared, hasta que alguien la tomo antes de que volviera a caer en mi mano e hizo un pequeño quejido con la boca, como si buscara mi atención.
Fue entonces cuando cambie mi posición y simplemente me senté al borde de mi cama. Subí mi mirada para toparme con los dos señores, vestían unos trajes finos y caros, pero ninguno de ellos tenía mi pelota, hasta que vi la manos manos de la tercera persona un chico de buen cuerpo, tez morena, ojos color avellana, pestañas largas y una dentadura perfecta, era más alto que yo y al igual que ellos vestía de traje la única diferencia fue que el traje de él era blanco y  fue ahí cuando decidí inspeccionar un poco en su cabeza se llama Zayn. Zayn Malik...

Misión 69: Destruyendo CorazonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora