—Si me conocieras bien… sabrías que no me gusta que me sigan preguntando cuando he dicho la verdad…— puse mis manos en su cintura, las deslice hasta su espalda para asi formar un abrazo.
—Y tú ya deberías de saber que me gusta molestarte— seguía con sus parsimoniosos besos en mi cuello. Me sentía desfallecer al contacto de su piel con la mía. — ¿No me dirás por que estas molesto? — Se puso frente a mí para verme a los ojos —Además del hecho de que te pregunte por eso— Encantadora.
—No estoy molesto— la mire a los ojos y rápidamente le robe un beso. Frunció el ceño.
—Pues ahora yo lo estoy— se puso de pie y salió de la sala. Esta mujer había doblegado mi orgullo por completo.
— ¿Tu estas molesta?— la atrape por la cintura, se sacudió rápidamente tratando de liberarse, claramente no lo lograría. —Respóndeme— me fulmino con la mirada.
— ¿Yo si tengo que responder tus preguntas?— hizo un gracioso mohín, retenía todas mis ganas de reír ya que si no se enojaría aun mas.
—Eres tan testaruda— dije posando mis manos en su cuello y me acerqué lentamente para besarla pero corrió su rostro.
—Y tú eres tan… tan— dijo con desesperación pero no sabía que decir
— ¿Tan qué?— susurré sobre sus labios —Dímelo— su respiración se aceleraba, no sé si por mi cercanía o por lo enojada que estaba. La primera opción me convencía más.
—Tan… Tan tú— dijo antes de colgarse de mi cuello uniendo nuestros labios en un intenso beso. Me apresuré a pasar mis manos por su espalda nuevamente, glúteos hasta llegar a la parte baja de estos y asi poder tomarla firmemente y elevarla obligándola a hacer un nudo en mi cintura. Al mismo tiempo la besaba con intensidad, mi lengua en automático entro en búsqueda de la suya, la cual no tardo en dejarse encontrar. Me gustaban sus caricias, su forma de jugar con mi cabello y los pequeños gemidos que se esforzaba por retener, al momento de que la recorría con mis manos. Subí las escaleras lentamente, no quería tropezar con ella. Se alejo de mis labios susurrando un sensual “me vuelves loca” sobre estos, cosa que revoluciono mi interior por completo. Cerré mis ojos tratando de controlarme pero hundió su rostro en mi cuello, el cual comenzó a ser víctima de sus besos y mordidas. Leves. Ya que habíamos llegado a un acuerdo “No marcas, No explicaciones para Jennifer y Jared”
—Solo una ¿sí?…— dijo en tono de suplica.
—Las que quieras— mi cordura se había esfumado. Simplemente me tenía hechizado.
La recosté con una delicadeza insuperable, era tan exquisita y me daba la impresión que era más frágil que la porcelana. Me detuve un momento para poder observarla. –Definitivamente no es un error. - mi voz interior me apoyo. Ella estaba tan enamorada de mí como yo de ella, y si algo saliera mal, no sería algo que no tuviera solución.
Sus pequeñas manos recorrían mi espalda, mientras yo comenzaba a deshacerme de la última prenda que cubría su cuerpo.
No nos hice esperar más, ambos ansiábamos esto. Me hundí en ella convirtiéndonos en uno mismo. Un hermoso gemido salió de sus labios, una sonrisa victoriosa se pinto en mi rostro.
Mis movimientos eran más rápidos e intensos. Ella jadeaba mi nombre y esto solo me motivaba a ponerle más empeño a mi labor.
—Te amo Harry— dijo en un suspiro antes de recostarme en su pecho.
—Y yo a ti— bese sus labios y me dispuse a recuperar el aliento.
…
— ¿Qué piensas sobre nosotros?— se acurruco entre mis brazos.
— ¿Sobre nosotros?— rio acariciando mi pecho — ¿Problemas existenciales mi cielo?— carcajeo.
—Sabes a que me refiero— le dije besando su frente. Me miro a los ojos por un momento y sentí ahogarme en la profundidad de estos.
—Pienso que somos muy diferentes en muchas cosas— bajo la mirada y después volvió a subirla —Pero por eso nos complementamos— acaricio mi nariz con la suya.
—Pero…— estaba nervioso no sabía cómo preguntaría lo siguiente, tenía miedo de su respuesta. Tenía miedo de que mi tía tuviera razón. — ¿Tú no te sientes presionada o algo por el estilo?— solté y su ceño se frunció. Trataba de descifrar bien el sentido de mi pregunta.
— ¿Tu te sientes asi?
—No me respondas con una pregunta—dije duramente y ella formo una ‘o’ con sus labios y abro los ojos a tope
—No me hables asi— dijo indignada, no debí haberle hablado. Tiro de la sabana que nos cubría y la enredó en su cuerpo desnudo antes de ponerse de pie, alcance una almohada y me cubrí.
—_______ espera, vuelve— tome mi ropa que estaba en el piso, ella me ignoró y salió de la habitación. Maldije mientras que rápidamente me ponía los pantalones. — _______ — la llame una vez más, pero lo único que obtuve fue una de sus fuertes miradas para después de eso entro dando un portazo. ¿Qué no podíamos estar veinticuatro horas sin discutir o que algo se interponga entre nosotros?