Entro al cuarto de mi hijo para ver cómo se encuentra, me acerco a él y me dice: "Papi, fíjate si hay algo debajo de la cama".
Hago lo que me pide para tranquilizarlo, me agacho para mirar y me sorprende lo que veo. Ahí está mi hijo, mirándome tembloroso y susurrando me dice: "Papi, hay alguien en mi cama".