Capítulo 1

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13 de septiembre de 2015

Hoy hace dos meses lo dejé todo atrás, a mis amigas, mi instituto, mi abuelo, soy de Valencia y hace dos meses me vine a vivir a Madrid con mi padre y mi hermano. Mañana empiezan las clases y aún no se pronunciar el nombre de mi nuevo instituto.

Esa misma noche me fui a la cama sin cenar, estaba demasiado nerviosa, al día siguiente me tocaba conocer gente nueva y la verdad no soy muy buena en eso, en realidad soy pésima. A las 7:00 de la mañana empezó a sonar la alarma del móvil, me levanté y me fui a la ducha para intentar calmar los nervios, pero nada funcionaba. Me vestí rápidamente y bajé a la cocina, en la mesa había un zumo de naranja, un baso de leche y dos tostadas de mantequilla, lo había hecho mi padre, se dedicaba a eso, a hacer la comida en un restaurante. Me bebí el vaso de leche y me comí una tostada que me terminé por la calle, era el primer día de clase y ya llegaba tarde. Al llegar al instituto entré en la que sería mi clase durante todo el curso, fui a sentarme al último pupitre intentando no cruzar miradas con ninguno de mis nuevos compañeros, todos me miraban y se reían, creo que no les había caído muy bien. En ese momento entró el profesor, era un hombre alto, moreno, con los ojos azules, muy guapo y con un cuerpo que mas que un cuerpo parecía una obra creada por los dioses del Olimpo, al final ir a clase no iba a ser tan malo jajaja. -Hola chicos, me llamo Benjamin y voy a ser vuestro profesor durante todo este curso. Bien, yo ya me he presentado ahora os toca a vosotros, haber, tu ¿Cómo te llamas?- dijo señalándome a mi, yo no levantaba la mirada de mi pupitre, él decidió pasar al siguiente, no levanté la cabeza de ese pupitre en toda la mañana. A la hora de la salida me esperé para salir la última para no tener que cruzarme con nadie, estaba saliendo por la puerta cuando Benjamin me llamó, me paré en seco, me di la vuelta y me hizo una seña para que fuera con él, me senté en una silla y él se sentó a mi lado, me levantó suavemente la cabeza, me miró a los ojos y me dijo -Ilyana, ¿por qué no has querido hablar?- yo como siempre me limité a no decir nada, él se levantó, me dedicó una sonrisa y me tendió la mano -ven, te acercaré a casa- le di la mano y me llevó a su coche. -Me tienes que decir donde vives, yo no lo se- me dijo sonriendo, parpadeé un par de veces y tras un suspiro le indiqué mi dirección con un hilo de voz. Llegamos a mi casa y abrí la puerta del coche para salir pero, antes de salir me dijo -Eh Ilyana, mañana te recojo para ir a clase- justo después me guiñó un ojo, yo le dije que si con la cabeza, salí del coche y entré en mi casa, ahí estaba mi hermano Daniel comiendo mientras se ataba los zapatos -¿qué haces?- le dije sonriendo -llego tarde al trabajo- me dijo mientras cogía las llaves y se iba por la puerta, ¿qué como yo ahora? 

El peligro del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora