Infancia

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En el patio de
la casa donde solía
jugar habia un mundo
mágico de amistad y felicidad.

En mi cama me podía
transportar a Europa
y China a comer y
tomar, leche y pan.

En la noche me tenía
que esconder
para al cuco
no tener que ver.

Puedo pasar en
la tina sin parar,
podiendo ver mis
dedos arrugar.

Puedo hacer un
concierto sin enmudecer
y con mi perro cantar
hasta no poder.

Me puedo poner, triste y
también muy feliz,
pero de tanto lesear
ya me voy a dormir.

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