La vida es como un tren en el que los pasajeros suben y bajan, pero los que de verdad siempre están ahí dejan algún recuerdo, dejan su marca.
He aprendido que en la vida hay que dejar huella, no cicatrices. Que si hay una persona que quiere lo malo para ti, hay que alejarse. Aprendí que el blanco no es mas bonito que el negro, ni el negro es mas bonito que el blanco. Que da igual, que los dos pegan con cualquier otro color.A prendí que a pesar de todo, las buenas hermandades se quedan, porque en la vida no hay amigos, son conocidos, que para mí las personas que tengo no son amigos, ni conocidos, son mis hermanos. Porque los amigos puede que hoy estén aquí y mañana no, que hoy puede que te digan de todo, menos cosas malas, pero que mañana ya te van a estar insultando, esos "amigos" no merecen la pena.
Pondría la mano en el fuego que las personas que siempre me están rodeando, son grandes personas. Que a pesar de nuestros enfados, nuestros insultos y todas nuestras diferencias nos queremos.
Que eso, al fin y al cabo, es lo que cuenta ¿no?