Capítulo 1

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No sé que carajos hago en este mundo, de hecho ni ganas tengo de seguir adelante. La vida es un asco pero también es una completa mentira y desilusión, yo sólo deseaba ser feliz pero él me dio el golpe más duro que se puede dar haciéndome entender que no existe felicidad para mí, perdí todo lo que me mantenía con vida, ahora sólo soy un zombie sin nada.

- Señorita Evans me puede decir algo sobre la vida.-miró al frente para encontrarme con una muy sonriente profesora que sólo busca ayudar alumnos y poder sentirse bien.- La escuchamos señorita Evans.-me pongo des pies y pongo pausa mi música para poder responder.

- La vida es un plato de porcelana, bello por fuera pero cuando lo rompes sólo se queda así sin que puedas repararlo porque el daño ya está hecho.-ella me mira como si tratará de leer mis pensamientos cosa que será imposible.

- Evans se puede reparar con pegamento.-esa voz chillona la conocía mejor que nadie pero me valía.

- Cierto pero cicatrices quedarán y eso jamás se quitará.-tomó mi mochila y salgo del aula sin decir nada de nada.

Siempre hago lo mismo y no me importa que piensen que soy una chica suicida de hecho eso me hace reír porque por más que odie la vida jamás intentaría quitarme la vida, subo las gradas hasta llegar a la azotea donde me acuesto en el suelo y miro las nubes, oigo la música de Angel una cantante que se alejó de la música pero sus músicas fueron escritas con emoción aunque ya no exista más. Al veces uno necesita tiempo para alejarse de todo y eso es lo que hizo esa cantante, su música es tan hermosa pero nunca demuestra debilidad sino todo lo contrario.

- Tan patético es la vida.-extiendo mi mano al cielo como para atraparlo cosa que me será imposible pero nada cuesta soñar.

Mi madre me decía siempre que los sueños son los que nos mantienen vivos pero también son los que nos hacen luchadores, mi sueño se volvió real pero también se transformó en una horrible pesadilla que decidí dejarlo para que nadie me lastime o algo así, desde niña soñaba con ser una modelo porque la gente me decía que parecía una muñeca con mis cabellos rubio ondulados luego quise ser cantante que tome cursos de pianos cosa que me ayudó mucho para alejarme de la persona que más amaba pero termino eligiendo otra, pero ahora sólo deseo que toda mi pesadilla se termine.

- Sí sigues aquí jamás volverás a tu casa, Alice.-me siento para luego pararme y limpiar mi atrás con delicadeza, pongo mi mochila en la espalda y salgo por la puerta.- De nada.-es lo que oigo al bajar las escaleras.

Ethan era el chico popular del colegio que todas querían tenerlas bajos sus piernas, muchas chicas fueron rechazadas porque el quarterback de fútbol estaba enamorado cosa que afectaba a la única persona que era perfecta con su cabello rojizo, su piel perfecta como blanca nieves, sus ojos eran dos hermosos sáfiros y más que todo tenía un hermoso cuerpo de modelo pero al chico malo y popular no le interesaba. Camino por los pasillos bajo las miradas de muchas chicas.

- Señorita Evans venga a mi oficina.-me paró en mi casillero para dejar mis cosas pero no pensaba oír al comentario de la directora que sólo hablaba por su aparato para llamar la atención.- Señorita Evans venga que su abuela se encuentra aquí.-cierro de golpe mi casillero haciendo que todos me miren.

- Pobre si ni que sea te hizo nada.-giró mi cabeza para mirar al lobo que estaba apoyado sobre los casilleros mirándome con ¿diversión? No le digo nada y me alejó pero este me sigue.- Me ignorará otra vez, Alice.-camino bajo mis auriculares y pongo play a la música para no ir nada más.

Subo las gradas para llegar hasta la dirección donde la secretaria me esperaba y me deja entrar sin decir nada más, al llegar veo una señora de cana pero muy hermosa con su sonrisa, cuando era joven era toda una belleza pero con los tiempos tomó arrugas, su nombre era Victoria y era mi abuela. La otra tenia treinta pero aparentaba tener cincuenta pero también parecía un payaso con su cabello rojizo y sus exceso maquillaje, ella me hace signo con la mano y mueve sus labios pero no entiendo porque oigo música pero gracias a sus signos entiendo que debi sentarme.

Breathe MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora