Capitulo 4.

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Erika.

Maldito despertador, como te odio. Espera, tengo que irme con Hayes. Mierda, voy a llegar tarde.

Me levanto rápido, pero sin hacer ruido y empiezo a vestirme. Al terminar, saco las mochilas del armario y las tiro por la ventana. La maleta no la podía tirar, iba a sonar mucho, así que, la cogí en brazos y empecé a bajar las escaleras silenciosamente. Al llegar a la puerta de entrada recuerdo que ésta hace ruido al abrirse y me dirijo frustrada a la puerta trasera y la abro, pasando primero la maleta y luego yo. Dejo la puerta abierta y empiezo a andar por el patio hasta llegar hasta la verja. Salgo y recojo mis mochilas. Sólo son las 8:20, tengo tiempo de sobra. Ando rápido hasta que estoy lo bastante lejos de mi casa y a minoro el ritmo. Puedo ir tranquilamente hasta allí y llegar con 10 minutos de antelación, pero no importa, me da igual esperar. Aunque bueno, podría tratarse de una broma de mal gusto de Hayes, sólo para hacerme tener la sensación de que voy a vivir mi sueño y luego que todo sea una mentira. Soy idiota. Tendría que haber pensado mas esto antes de tomar esta decisión tan rápida. Pero bueno, ya es tarde para ello. Camino más despacio hasta que voy acercandome al lugar donde pasó todo ayer. Llego a la puerta y me siento ahí, esperando. Pasan cinco minutos y empiezo a aburrirme, y aunque no quiero gastar bateria al móvil, me pongo los cascos y empiezo a twittear cualquier tontería. Termino por aburrime de twitter y miro el reloj. Son las 10 menos cuarto. Ha pasado cuarto de hora desde que habíamos quedado. No va a venir. Me dijo que iba a ser puntual. Soy una gilipollas. Me odio a mi misma por ser tan inocente y creerle. Me abrazo a mis piernas, escondiendo la cabeza entre estas y empiezo a llorar.

Se me han acabado las lágrimas ya de llorar y la gente me mira raro. Tienen que ser como las 10 y media de la mañana y la gente ya está despierta. Debería volver a casa antes de que se den cuenta y me metan en un convento. Me levanto y cojo mis cosas, empezando a andar a un paso lento mientras me seco las lágrimas. Voy a tener depresión por muuucho tiempo.

Hayes.

Tengo un sueño terrible, además, Nash me despertó a las 5 y me volví a dormir, como es obvio, y ahora, son las 10, por lo que ya llego tarde. Seguro que se ha ido. O puede que esté esperandome, pero no creo. En fin. Cojo rápidamente unos vaqueros y una camiseta blanca, para después correr al baño a por mis zapatillas y quitarme esa cara de sueño. Salgo de la habitación y bajo corriendo por las escaleras, no había tiempo para esperar al ascensor. Cuando llego al parking, donde está la furgoneta, para darme cuenta que Nash ya está ahí, mirandome divertido.

-¿Qué tal has dormido hermanito?

-Dejame en paz.

-Wow, alguien se levantó de mal humor.

-Es tu culpa. Te jode que haya encontrado una chica que me quiere y haya aceptado a venir conmigo.

-Es una fan. ¡Las fans siempre te van a decir que sí!

-Tengo 15 años, tengo derecho a intentar enamorarme. Tener un amor adolescente que recordar cuando sea viejo. No como tú.

-Yo tengo 17 años, quiero vivir la vida, no quedarme pegado a una fan, de la que además no estoy enamorado.

-Bueno, sinceramente, me la suda. Dejame en paz y deja de interponer te entre ella y yo.- Subo a la furgoneta dando un portazo.

-Lo siento.- Dice entrando detrás de mí.- Supongo que pensamos distinto.

-Y así es.- Digo cortandole sin que pueda acabar la frase.- Y ahora, me gustaría ir porque son las 10 y veinte y se tarda un rato en llegar.

Él suspira frustrado, a lo mejor quería hacer de buen hermano mayor, pero no le dí la oportunidad. Pero en este momento no me importaba, estaba enfadado con él. Me había jodido y puede que Erika me odiase ahora mismo. Miro por la ventanilla en el camino, que lo paso en silencio completamente, hasta llegar donde ayer fue el meet. No estaba. También podría ser que no hubiese llegado, pero eso no es probable. Se había ido. Joder, joder, joder.

-JODER.

-Hayes, tranquilo, vamos a buscarla. No puede estar muy lejos.

-Pero, ¿y si está ya en su casa? Ahí no la podremos encontrar nunca.

-Hablala por Twitter, y mientras vamos a buscar.

Miré a mi hermano sonriendo. Estaba haciendo algo bueno por mí. Se lo agradecería mas tarde, si la encontrábamos. Si no, su bonito gesto de hermano mayor no le habrá servido de nada. Encendi el móvil para mandarla un mensaje por Twitter, pero no podía. Tenia que mirar por la ventana para encontrarla.

Sólo llevabamos cinco minutos buscando y ya creía que nunca la encontraríamos. Así de positivo soy yo. Pero bueno, Nash me daba ánimos y creo que el conductor estaba hasta los cojones. No sé si podremos dar con ella, sería difícil.

-¡MIRA NASH ESTÁ AHÍ!- Cogi a mi hermano de su chaqueta para que me hiciese caso y mirase por la ventanilla.

-Vale, tranqulizate, y bajas a por ella.- Dice intentando soltarse de mi agarre.

-No puedo perder tiempo.

Digo al conductor que aparque donde sea, porque quiero bajarme ya. Que dramático hago todo. En cuanto para el coche, abro la puerta y bajo corriendo. Luego me arrepentire de ser tan impulsivo.

-¡ERIKA!- Grite y ella se giró.

Me mira y vuelve a girarse. Mierda. Pero se queda parada, no avanza. Asi mucho mejor. Me acerco a ella por detrás y la doy la vuelta, para que me mire.

-¿Por qué te ibas?

-Hayes, son las 11 de la mañana. Quedamos a las 9 y media. ¿Que pretendías que pensase?

-Lo siento, fue culpa de Nash...

-Puede que sea su culpa o no, pero ahora no estamos como para que otro cargue con el muerto. Ya no me fio de ti.

-¿Y que tengo que hacer para que te fies de mí?- La miro entrecerrando los ojos. Había algo que no me gustaba.-¿Has estado llorando?

-No te importa. Y para que me fie de ti, ya sabrás tú lo que tienes que hacer.

Suspiro y vuelvo a la furgoneta. Sabía que no se movería de ahí hasta que la dijese que se fuera. Tenía fe ciega en mi. Es bonito, pero molesta un poco, soy un chico normal. Me asomo por la puerta y digo a Nash que baje, tenía un plan. Sólo iba a ayudarla a entrar en la furgoneta. Soy una buena persona. Ya le había explicado todo a mi hermano, pero parece que lo de ser amable de le había pasado. Hizo lo contrario de lo que le dije. La cogio a ella en brazos, en vez de coger las maletas. Como le odio. Cargue yo con sus cosas y subí a la furgoneta primero, mientras Nash traía a una Erika bipolar. Se quedaba estática y luego le daba patadas. Eso es el karma hermano.

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⏰ Última actualización: Oct 11, 2015 ⏰

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Flying Away | H.G.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora