Nota

36 6 1
                                    

Carta de despedida.

Dejo constancia de que luché,
pero era un juego de puro azar
lo que llamé esta vida mía
peor no puede terminar.
Hoy no quedan más que letras
vagas y mal ordenadas,
para hablar de esas metas
que jamás fueron tocadas.
Y de paso una carta
que ya nadie leerá
donde juro en un suspiro
que no olvidaré tu nombre,
y reconozco que has tenido,
más de amigo que de hombre,
me ayudaste de verdad.
Pero yo hoy me resigno
a dejar este camino
de batallas y cariño
que no es correspondido.
A mi lecho en un beso
tus recuerdos llevaré.
Y vendrán al fuego eterno
del que nunca desperté.
A mi alma pertenece
lo más bello de tu ser,
una lástima que en vida
a tus ganas de vivirla
no me pudiera coser.
Me han ganado los pesares
que cargaba con valor
despertando a la suicida
que en algún lejano día
yo llevé en mi interior.

Anónimo.

Amor de primaveraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora