Kyungsoo detuvo bruscamente su motocicleta provocando un sonido agudo en el asfalto. Era un día de verano en Seúl a treinta centígrados de temperatura.El sol quemaba su piel pálida, algunos mechones de cabellos oscuros cubrían su frente por la capa de sudor que asomaba por su rostro, humedeciendo, la gorra ajustada en su cabeza.
Sus cansadas manos volvieron a sujetar el volante de su Lifan LF100. Su apreciada moto color plateada con finos relieves de color negro, el único objeto de valor que tenía en su vida, una reliquia de su tormentosa familia.
Alguien se estacionó a su lado, depositando un pie en el asfalto y otro en el pedante de su moto, inclinándose unos metros para poder tener cercanía con la presencia de Kyungsoo.
—Pensé que nunca ibas a llegar.— El chico se mofó soltando una risa burlona, todavía creía que Kyungsoo era un simple muchacho incapaz de realizar alguna acción peligrosa, estaba equivocado.—Hiciste bien en venir de Estados Unidos, esto es un gran negocio.
Kyungsoo se contuvo de decirle que cortara la maldita charla, no estaba ahí para volver a escuchar los beneficios que traería. Sabía a dónde se estaba metiendo y cuáles eran las consecuencias.
El chico parecía percatarse de su molestia, cambió de tema radicalmente y esta vez empezó a explicar el plan.
—Oh Sehun ¿Por qué me has pedido que viniera a esta zona de millonarios?
Kyungsoo cuestionaba confundido, observando la urbanización de buen aspecto, calles impecables, jardines perfectamente cuidados por cada familia con un jardinero personal. Costosos coches aparcados en fila, derrochando el lujo que desprendía aquel barrio.
El chico de su lado tenía la piel extremadamente blanca, una estatura envidiable pero su mirada era gélida, acompañada de una sonrisa amarga.
Iba a hacerle partícipe del plan que estarían a punto de ejecutar, con el cual conseguirían beneficios altamente satisfactorios.
—Ves allá. —Señaló con su dedo.
Kyungsoo dirigió la mirada hacia donde apuntaba.
A unos metros de ellos estaba una llamativa mansión, la mejor de la zona. En la entrada tenía una inmensa reja automática resguardada por el personal de seguridad, dentro habían seis coches de distintos colores ubicados como si se tratara de un concesionario, lujosos y caros.
El portón aparentemente con seguridad extrema, empezó a deslizarse dejando salir un coche azul deportivo desde adentro.
—Es aquel... —Continuó hablando Sehun.— Es el hijo de uno de los mejores abogados de Seúl. Su padre es el primer ministro del país. El único hijo. Ese, es al que tenemos que secuestrar. —Señalaba con un ápice de maldad.
Kyungsoo observó desde su posición hacia la susodicha persona. Se trataba de un chico de cabellos marrones y de color de piel bronceada, poco común en la mayoría de personas en este país.
Estaba con el brazo izquierdo apoyado en la ventana de su descapotable, se acomodaba sus gafas oscuras en el espejo retrovisor.
Las rejas de la entrada de su mansión se abrieron completamente y los hombres de seguridad le hicieron una reverencia en forma de saludo. Él ni siquiera tuvo la molestia de corresponder, pisó el acelerador desapareciendo rápidamente.
—Esto es para ti, Kyungsoo.—El chico le depositó entre telas una pistola con disparador silencioso, era mediana y cabía perfectamente en el bolsillo de su pantalón.
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ABSOLUTION | Kaisoo
FanfictionKyungsoo, integrante de la banda más peligrosa del país llamada Absolution. Llegó a la ciudad de Seúl para participar en el nuevo ataque de la banda: Secuestrar al único hijo del ministro del país, Kim Jongin, un joven menor de edad muy rebelde. Cr...