Diario de una gocha

Carrefurcia

—Chicas, esto no es como lo esperaba—dijo Rigoberta.

—Ya ves, yo lo esperaba mah grande—comentó Jacinta, mientras se bajaba de la bicicleta con gesto de asco. Inmediatamente se puso a hablar por el guasap.

—Jacinta, deja el guasap—replicó Catalina—vamos a atar las bicis a la valla y vamos al Carrefurcia.

Jacinta no hizo caso. Rigoberta saco la cuerda que no era mas larga que su brazo. Con ella debían atar las cuatro bicis.

—JODER! SE ME VE TOL CULAMEN! TÁPAME!—gritó Catalina, al agacharse para intentar, en una postura rara, atea las cuatro bicis.

—Hija, todo el pelo te tapa, eres como un Umpa Lumpa peludo.—Bufó Petunia.

—CÁLLATE!

Finalmente consiguieron atarlas, y sin esperar entraron en el Carrefurcia, el cual estaba vacío.
Consiguieron encontrar el turrón famoso del que hablaba Rigoberta, y era verdad, estaba en oferta.
Además, cogieron Coca Loca y Pesti para beber y una pizza de Casa rodadellas.

Una vez que tuvieron la compra completada, emprendieron la vuelta hacia Fondo de Bikini.

Pero un infortunio tuvo lugar en la vía azul, por la que habían decidido atajar.
A Rigoberta se le salió la cadena, y por desgracias, ninguna tenía ni idea de mecánica.

La peor fue Jacinta, que nada mas bajar de la bici, empezó a hablar por el guasap mientras lloriqueaba.

—JODER! NO PUEDO CON ESTA MIERDA! JACINTA, AYUDA HOSTIA!

—MI DEDO! ME HE CORTADO!

***

Finalmente, sin la ayuda de Jacinta, y con la fórmula de la relatividad y la física consiguieron devolver la dichosa cadena a su lugar.

Las pequeñas florecillas siguieron pedaleando, hasta llegar a Fondo de Bikini, donde una tormenta les esperaba.

Tuvieron poco tiempo para refugiarse, cambiarse y ducharse.

*Hola, siento que el capítulo sea tan corto, ya que me cuesta mucho encontrar inspiración para las aventuras de Petunia, Jacinta, Catalina y Rigoberta.
Espero poder continuar esto y añadir nuevos personajes en el transcurso de la historia. *

Corto y cambio
Aintzane