Capítulo 11

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Abrí los ojos, aterrorizada. La luz blanca me cegó  y me obligó a cerrarlos. Traté, en vano, de incorporarme. Un punzante dolor generalizado se hizo presente, situándose, en especial, en mi cabeza, donde noté que algo me hacía presión. Una venda. Luego, noté que no podía mover el brazo derecho. Tenía un yeso.

Una vez más traté de abrir mis ojos, esta vez desviando la mirada hacia un costado. Logré hacerlo, y lo primero que vieron mis ojos fue a mi papá, que leía el diario deportivo con mucha concentración.

-Ryan...- él rápidamente me mira, y me toma de la mano izquierda que, ahora que la observo, tiene dos agujas. Por un momento me sorprende ver la diferencia entre nuestras manos; la mano de él tan grande, la mía tan pequeña. El simple contraste de nuestras manos me hace pensar en el tiempo que pasó, en cuánto tiempo transcurrió desde que tomé su mano por última vez.  En ese entonces yo tenía alrededor de once años, edad en la que él decidió dejarnos, a mamá y a mí. Desde que se fue de casa no había tenido contacto con él. Tampoco me interesaba tenerlo, y no hablaba de él con nadie, salvo Zayn.

Seguí el camino de las agujas con la mirada, y me encontré con lo que parece ser un suero,y en la otra un sachet con ¿sangre?. Él vio mi cara de confusión y aprieta nuevamente mi mano, haciendo que lo mire.

-Hija, si no fuera por Zayn...ya no...ugh, fue horrible. -dice, con los ojos llenos de lágrimas.

-Ryan...

-Papá. Soy tu padre, Abigail, llámame por lo que soy.-sabía que a Ryan le molestaba que yo lo llamara por su nombre de pila,pero no podía importarme menos en este momento.Sin enbargo, trato de suavizar mi tono para no hacerlo enojar. Por lo menos vino a verme.

- Tranquilo. Yo estoy bien. ¿Dónde está Zayn? -dije cambiando de tema.

- Zayn estaba hablando con tu madre hace unas dos horas, pero tuvo que irse. Tu mamá está afuera, la llamaré.- atina a levantarse de la silla, pero vuelve a su posición. -Uhm, Abby, yo me voy, ¿si? Tengo cosas que hacer.

Yo sabía muy bien que él no tenía nada que hacer, solamente no quería estar en la misma habitación que mi madre. Sin reprocharle nada, acepté, considerando que su intento de ser un buen padre había durado bastante tiempo, más del que hubiera pensado que duraría.

Pasé un buen rato con ella, y luego vino el médico, a contarme qué me había sucedido. Me comunicó que tenia una  fractura en el brazo, producto de una fuerte caída, que mis piernas tenían varias contusiones bastante grandes,  y tenía un inmenso corte en la cabeza producto de un golpe de botella.

Tras varias horas de crucigramas, la puerta de la habitación se abrió, captando la atención mía y de mi madre. Zayn. Pero no era el Zayn que yo conocía.

Estaba totalmente desfigurado.

Un corte atravesaba su mejilla derecha, y un gran moretón se situaba en su ojo. Su labio inferior estaba cortado, y parecía haber sangrado recientemente. Aun así, se las ingenió para sonreírme, sonrisa a la que le siguió una profunda mueca de dolor.

-Zayn...

-Yo...me voy yendo, los dejo solos.

Una vez desocupada la silla de mi mamá,  él se sentó a mi lado. Sin mediar palabra, apoyó su cabeza en el hueco de mi cuello. Cerré los ojos en un reflejo que a mi misma me tomó por sorpresa. Una lágrima salió de mi ojo derecho, y otra amenazaba con salir, pero las sequé rápidamente.

- Gracias, Zayn. Yo no sé qué hubiera pasado si...

-Shh.-dijo incorporándose y mirándome a los ojos.- Estás acá...estamos acá,  juntos, como siempre, y eso es lo importante.

-Lo sé. Eso...te lo hizo Daniel, ¿verdad?

- Wow, ya eres toda una detective, Abigail.-dijo en tono divertido. Reí.

-Perdón, de verdad. Yo debí hacerte caso, yo no-

- Abby, callate. Ya pasó. El médico te dijo lo que pasó, ¿verdad?

- No. Sólo me dijo cómo me encontraba físicamente, pero no me dijo nada más.

- Bueno, te contaré.

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SE QUE PROBABLEMENTE ES UN CAPITULO DE MIERDA.

Perdonenme por eso, así fue cómo me salió.

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